-Te amo. -Había dicho Bucky, sonriendo cuando se apretó contra Steve buscando calor, y después de unos instantes, cuando su amante se acurrucó contra él. Cuando se quitaron la ropa y dejaron caer al suelo cada prenda. Despacio. Cariñosamente. Familiarizándose de nuevo con las formas del otro.
-Te amo. -Declaró Steve después del siguiente beso. Cuando envolvió a su Bucky en sus brazos y lo sostuvo como lo hubiera hecho con una novia en el umbral de su alcoba nupcial, hasta que llegaron a la piscina interior de la cabaña; era cálida y burbujeante. El rubio repitió la frase mientras se sumergía en el agua con su tesoro en sus brazos; reclinó la cabeza de Bucky en el borde de la piscina como la ofrenda más preciosa para una deidad del amor. Y luego, procedió a besar el largo cuello de Buck. Una y otra vez. Descendiendo bajo la superficie del agua.
-Te amo. -Murmuró Steve contra los pezones de Bucky, antes de besarlos por primera vez en décadas. No había olvidado que eran exactamente del mismo tono que sus labios. Los succionó suavemente y los lamió, alternando sus dedos y su boca en cada uno. Eran tan frescos y encantadores como la primera vez, hacía una vida. Y luego, sus manos recorrieron aquella piel que siempre lo había estado esperando. Su firme trasero. Su abdomen apretado. Su frío brazo izquierdo y el lugar donde chocaba con el resto de la criatura más preciosa que Steve jamás haya conocido. Lo repitió cuando sus manos encontraron las cicatrices en el hombro izquierdo de Bucky, y entonces, ambos supieron que lo decía en serio.
-Te amo. -Musitó cuando abrió el estrecho pasaje de Bucky. Cuando lo masajeó, dándole tiempo para estirarse contra sus dedos aceitados. Y lo repitió después de eso, una y otra vez, cuando finalmente sintió a su compañero cómodo y laxo. Cuando Buck lo miró sin aliento y asintió en aprobación.
-...Te amo. -Suspiró cuando Bucky se reclinó sobre su espalda; cuando esa hermosa criatura se presionó contra él sonriendo y guió a un Steve Rogers, duro y completamente enamorado hasta sus entrañas.
-Yo... te amo. -Steve gimió cuando sus caderas encontraron el lugar perfecto dentro de Bucky, e hizo que su compañero se empalara deliciosamente contra él. Cuando deslizó su miembro dentro de Buck una y otra vez con una delicada cadencia. Cuando empujó hasta del núcleo de su amado, lento y cuidadoso, pero desesperado por complacerlo. Adorando a su compañero. Su amante. Su único dios.
-Te amo. -Repitió una y otra vez como una oración cada vez que se tomaban de las manos, cada vez que sus cuerpos ondulaban el uno contra el otro, y después de cada beso. Su amor perdido hacía tanto tiempo había regresado a él, y toda una vida no sería suficiente para decírselo.
-¡Te amo! -Gritó cuando su éxtasis era inminente. Cuando todo y todos los demás dejaron de existir. Justo cuando brotó dentro del cuerpo de su amado en una exquisita tormenta de nieve, y contra esos suaves labios, que temblaron bajo su último beso.
-Te amo. -Susurró mientras acariciaba el cabello mojado de su amante y volvía a enterrar su nariz en él. Sosteniéndolo contra su pecho. Respirando su fragancia, antes de quedarse dormido en la dicha más profunda que Steve Rogers había conocido, en el abrazo de Bucky Barnes.
-No más que yo, Stevie. -Escuchó a su amado murmurar con un acento inconfundible de Brooklyn antes de que el sueño los consumiera nuevamente.
-Despierte, Capitán Rogers. Está delirando de nuevo. -La voz de Nakia era cálida y suave, pero no dejaba espacio para desobedecer. Cuando Steve abrió los ojos, todavía estaba intubado y le dolía la garganta.
-¿Buck? -Intentó gemir, pero fue inútil. Su voz era un hilo casi imperceptible detrás del respirador.
-Lo siento, Capitán. Aún no puede hablar. Incluso con su cuerpo mejorado y nuestra tecnología, necesitará algo de tiempo para sanar.
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Proyecto Nautilus
RomanceEsta lucha no será por el amor de Bucky, sino por su vida. -Aseguró Steve, sabiendo que no habría vuelta atrás. La entrega final de la trilogía "97 minutos". STUCKY / WINTERBONES