IV.

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Viena, tres días atrás.

El impacto de la explosión había dejado momentáneamente aturdido al Rey T'Chaka. Incluso con la fuerza y la agilidad de la Pantera Negra, el soberano tuvo que reconocer que aquel hombre que arrojó un escritorio de acero frente a él a manera de escudo en el último segundo le había salvado la vida

El sujeto parecía no mayor que su propio hijo, el príncipe T'Challa, a quien el extraño cargaba inconsciente sobre su hombro. Cuando el hombre lo depositó al lado de su padre, se dio la vuelta tan rápidamente como había llegado.

-Espere, por favor Sargento Barnes. -Exclamó el rey con una amabilidad que demandaba respeto.

-Tu hijo estará bien y las Dora milaje ya vienen. -El desconocido gruñó.

-¡Aguarda, Bucky!

El hombre lo miró con el rabillo del ojo. Claramente ahora tenía su atención.

-Conozco tu historia. No tienes nada que temer. -El rey aclaró, sin acercarse un ápice. Había visto a demasiados leones cazando para reconocer cuando un depredador estaba a punto de saltar en cualquier dirección. 

-Si supieras lo que soy, me temerías. -Winter afirmó, sombrío.

-Sé más de lo que crees. -Aseguró. -Como Rey de Wakanda es mi tarea. Sé que tenemos enemigos en común, y también sé que llevas algo que me pertenece, pero eso no importa.

-Habla.

-Nuestro objetivo es el mismo. Derrotar a Hydra. -Explicó el monarca. -Estoy seguro de que Aleksander Lukin y otros altos funcionarios forman parte de la organización que te torturó y te hizo olvidar, pero llevo años sin poder obtener pruebas contundentes. Si Hydra cuenta con el poder de manipular las decisiones de todos los gobiernos, será un enemigo formidable. 

-¿Y específicamente por qué deseas derrotarlo tú? -Bucky pareció suspicaz de repente.

-Lukin ya ha amenazado a mi pueblo y desea arrebatarle a Wakanda sus recursos. Yo tengo el poder y la tecnología necesarios para que el mundo conozca tu mensaje, pero ambos sabemos que eso no es suficiente para obtener la confesión de un hombre como él.

-Así que deseas usarme como señuelo.

-Sólo tú estás en condiciones de efectuar esta misión. Seguramente estás al tanto del incidente en Sokovia, así que hoy más que nunca, los vengadores estarán sometidos al  escrutinio público y ambos sabemos que el Capitán América ya ha arriesgado suficiente por esta causa. Si ellos se involucran, el mundo no se los perdonará, pero tú eres un fantasma.

-Dame una razón para ayudarte. -Siseó Bucky.

-Una vez que acabemos con Lukin, puedo darte un hogar seguro. Tendrás la protección de Wakanda y responderás exclusivamente ante mí, Sargento Barnes. No obtendrás una mejor oferta en todo el planeta. -El rey aseguró, colocando sobre la mano izquierda de Bucky un diminuto objeto esférico de metal. Parecía hecho de vibranium, pero eso no era todo. Para su asombro, en cuanto lo acercó a su brazo de metal pareció convertirse en parte de él, adhiriéndose a su superficie interna de su muñeca.

-Qué diablos es esto? -Gruñó Winter al notar la transformación, mientras sujetaba por el cuello al hombre al que acababa de salvar hacía unos instantes y lo levantaba en vilo.

-Tranquilízate, Soldado. Lo que acabo de proporcionarte es un comunicador de alta tecnología y nada más. Tienes mi palabra. -El hombre respondió con una parsimonia que parecía desentonar con el fuego en sus ojos. De algún modo le recordaba a Steve. -Es una perla Kimojo y es completamente indetectable. Se encenderá únicamente cuando lo indiques con tu mente.

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