III.

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El hombre entró al sótano sin más anuncio que sus botas resonando rítmicamente contra los pisos de mármol. Los colmillos de león en su collar tintinearon cuando detuvo sus pasos frente al asiento de la Hidra Suprema.

-Habla, Kraven. ¿Qué has venido a hacer? -Lukin ronroneó a manera de saludo, apenas levantando la mirada de una pila de papeles. "Tratados de Sokovia" se leía en la primera hoja de uno de ellos.

-Vine a visitar a mi dulce mascota y claro, a asegurarme de que no olvides la recompensa por mi último trabajo.

-¿Y cruzaste el continente sólo para eso?

Kravinoff entornó la mirada con aburrimiento. -De acuerdo; me atrapaste, viejo zorro. Para empezar voy a asegurarme de que El Activo sepa de qué forma hice volar en pedazos a Rumlow. Tal parece que eran cercanos y quiero ver sus ojos cuando lo escuche. Luego vendrá el trabajo.

-No has perdido el toque, cazador. -La Hidra Suprema respondió con una risa cínica, mientras palmeaba su espalda. -De cualquier forma, no acepté tu presencia aquí sólo porque seas el sádico más asqueroso que conozco. Eres muy afortunado; el activo debe ser acondicionado nuevamente y tú fuiste uno de mis mejores manejadores, así que es muy posible que obtengas esa isla privada al final de esta asignación.

-La quiero en la costa Dálmata. Frente a Dubrovnik o Split. No aceptaré otra cosa.-El otro aclaró, mientras deslizaba una enorme mano sobre su cabello. -Después de tanto tiempo lejos de su jaula, estoy seguro de que el Activo en verdad necesita ser disciplinado con todo lo que tenga. 

-Ven conmigo.

Ambos caminaron lado a lado por un corredor oscuro y cuando entraron a la celda, el hombre que los aguardaba al fondo, colgado de las muñecas y los tobillos ni siquiera se inmutó. El activo parecía aún más miserable de lo que Kraven recordaba. Detrás de la oscura y grasienta cortina de su cabello, su rostro lucía casi irreconocible; había sido azotado y torturado, y sus ojos hinchados tenían el aspecto más vacío que recordara.

-Veo que te has estado divirtiendo, Señor.

-Sabes que recién estoy comenzando. -La Hidra Suprema sonrió con un mohín infantil.

-Sí que lo se. Al igual que en los viejos tiempos. -El Cazador compartió la broma. -¿Necesitas que empiece a arreglar el Activo ahora mismo?

-¡Por supuesto, idiota! - Lukin gritó, de la nada. -No te traje aquí solo por tus buenos modales, Kraven. El Activo lleva dos días asegurado y en este punto puedes disciplinarlo como quieras. -Su tono cambió hasta convertirse en un peligroso susurro. -Simplemente, no lo violes ... Sabes que esa parte es mía.

-No soy un pervertido como el maldito Rumlow. -Escupió en el piso de la celda, disgustado.

Aleksander Lukin miró fijamente a Winter con aquellos ojos del color de la nieve sucia, y sin siquiera desviar la mirada, se dirigió a Kravinoff. -Antes que cualquier otro recuerdo, asegúrate de que olvide a Rumlow.

-Será un placer. -Kraven no cabía en sí ante la emoción. -¿Cómo puedo transportar a mi mascota a la sala de reacondicionamiento?

-No puedes. Sus cadenas están hechas de vibranium y el Activo no puede liberarse hasta que reciba una limpieza mental completa. -El hombre miró al Cazador peligrosamente. -Crossbones se tomó demasiadas atribuciones con nuestra arma favorita y no vamos a permitir que eso vuelva a suceder. Ahora su llave está bajo mi resguardo exclusivo. -El gesto fue virtualmente invisible -¿Está todo claro?

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