𝐝 𝐨 𝐬

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Otoño

El dia se veia muy poco prometedor para un dia de caminata por el bosque, en serio anhelaba poder sacar su oso en un esperanzador intento de rescatarlos de la depresión en la que se había ahogado luego de perderle el rastro a su compañero, ese hecho había alcanzado en un lapso demasiado corto de tiempo un punto devastador tanto para el animal como para el hombre, sin embargo, este último sabía mantener bajo control estos sentimientos –por muy difícil que esto fuera–, para que así nadie cuestionara su comportar.

El resultado de sus intensas investigaciones había sido tan poco exitoso, si, había logrado conseguir la dirección de la vivienda del chico pero esta por alguna razón desconocida se hallaba deshabitada, en ese momento se sintió desfallecer, como era posible que justo cuando su pareja hacía su aparición al instante se esfumaba como humo.

Tan injusto, malditamente injusto.

Actualmente, su condición no era la más propicia, insistió en regresar a su hogar, quizás y solo quizás el ambiente familiar le haría mejor, sabía que a partir de que se conoce la pareja predestinada debían estar juntos o de lo contrario su tiempo sería limitado, por lo que claramente, su muerte sería lenta y de lo más tortuosa.

recordaba que sus padres le habían brindado algunos conocimientos acerca de su especie, la cual no era conocida por los humanos, resultando algo contraproducente para los pocos que quedaban. Al día de hoy recordaba algunos de estos pero nada que le guiara a como sobrevivir sin la compañía de su predestinado, era una terrible situación.

Su casa se veía exactamente como la dejó, sin embargo, se aseguró de si algún animal de las montañas había sido intruso en la cabaña. Comprobó ventanas y la puerta trasera estuvieran intactas, efectivamente, lo estaban.

Todo el tiempo que estuvo en la ciudad, se mantuvo bastante ocupado, por una parte su negocio se llevaba bastante parte de su tiempo mientras que por otro estaba empecinado en encontrar Jimin como se había enterado que se llamaba, le parecía un nombre tan acertado para el ser tan delicado y pequeño que había logrado apreciar en la tienda a su mando.

El pensar en el chico con tanta insistencia le causaba emociones fuertes, como jamas las habia experimentado, si bien, se sentía devastado por su desaparición también la emoción por aquel humano lo colmaba, deseaba con todas sus fuerzas encontrarlo para que formaran una pequeña los dos juntos, estaba seguro que serían tan felices. El hecho de imaginarse viviendo con él en su pequeña y acogedora cabaña le empañaba el profundo dolor que llegaba a tener que soportar.
Se vio a si mismo algo patético imaginado todo ese incierto futuro como si de una colegiala se tratase, sacudió su cabeza de esas ilusiones tomando como mejor decisión cocinarse algo, ya que las horas de viaje le estaban pasando factura a través de su estómago gruñón, luego iría a descansar su mente y cuerpo, lo necesitaba en sobremanera.

[…]

—¿Me dices que dejaste escapar a tu compañero?— decía con indignación en su voz, su mejor amigo que también era cambia formas, pero que a diferencia de él, si estaba emparejado.

—No lo deje escapar, desapareció de la nada, lo he buscado pero parece que se lo hubiera comido la tierra — inhaló profundamente. Iba a ser un arduo trabajo convencer al mayor de lo que en realidad había sucedido —me quede congelado cuando lo vi, se veía  frágil y solo me dieron ganas de protegerlo eternamente pero ¡no me pude mover de donde estaba!.

—Y dices llamarte un cambiaforma de oso, no se supone que estos son valientes, solo veo cobardía por aquí— tomó una pausa —mira Jeongguk, esto no lo debería ni estar diciendo, esto hace parte de tu instinto animal pero por lo que veo el tuyo falla por el momento. Ve a buscar a tu compañero, así se buscarlo debajo de cualquier roca, hasta la más mínima, para que tienes tanto dinero si no puedes contratar a los mejores para llevar a tu pareja contigo —escucho al contrario respirar por hablar tan rápido— queremos conocerlo así que más te vale— expresó refiriéndose a su compañero.

el oso ; kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora