-El popular.
(___ POV'S).
Sin mirar a nadie, que obviamente no me miraban a mi, estaban ocupados en besarse, y sus asuntos. Mejor para mi.
Al entrar directamente me dirigí a las oficinas. Depués de un rato logré encontrar una puerta café con una placa dorada que traía escrita -Dirección-. Reí internamente, ¡la encontré, juu! Bueno, bueno.
Abrí aquella puerta, entrando, al cerrarla dejaron de escucharse los molestos ruidos de los alumnos hablar, reír, bromear. Solo se escuchaba una música de fondo muy tranquila, y las teclas que presionaba la secretaria de la computadora, esta última me vio y presionó un botón de un micrófono.
-Señor Fontáine, una señorita le espera-. Habló atraves de éste, y enseguida se escuchó un. *Qué pase*. Agarré mi mochila, asintiendo y caminar hasta la puerta, la cuál se abrió sin siquiera tocarla.
- Si, si director, ya me voy-. Rió una voz, y por el tono deduje que era de hombre.
Me encontré con un chico más alto que yo, cabello negro y desordenado, al igual que su saco de el instituto, el dueño de aquella voz.
-Mejor me quedo-. Volvió a pronunciar aquel chico, mirándome de arriba a abajo, haciéndose a un lado para dejarme pasar. Sólo me atreví a rodar los ojos y entrar.
-Ya, ya, Joven Jimin, regrese a su clase, ¿o quiere limpiar los baños?. -Respondió el director, el cual tenía la piel pálida, y bigote blanco, blanco, al igual que su barba, ojos grandes y azules cubiertos de dos enormes vitrinas, a vitrinas me refiero con lentes.
-Bien, bien-. Alzó sus manos haciendo ademán de rendición.- Luego nos vemos, hermosa-. Habló antes de irse, ni siquiera volteé a verle. Igh.
►Tiempo después
Salí de aquella oficina, era demasiado divertido aquel señor, y alegre, me dio el número de mi casillero, al igual que mi horario. 3ra Clase salón B. Woahh.
Busqué el aula, hasta lograr encontrarla, ya había empezado la clase, ¡mierda!
Con el nudillo toqué la puerta, al instante todos se fijaron en mi, y pude notar una mirada en especial, la de aquel chico, al coincidir miradas, me guiñó el ojo con una sonrira. Finjí no haberle visto, pasando mi vista por los demás lugares.
-Puedes pasar.- Habló el profesor sin importancia, con más atención al libro que tenía en la mano que a su clase. Suspiré ya entrandom y hacer lo típico. →Presentarme-.
-Soy ____, creo que es lo único que deben saber, ya que lo demás se que a ninguno le interesa. -Hablé sun vergüenza alguna, sentándome en el único lugar que sobraba, en frente de ese tal Jimin. La vida me odiaba, lo sé.
Al poner mis cosas bajo mi silla, saqué el libro correspondiente a su clase, Matemáticas, puse la página que estaba anotada en el pizarrón, y ya que por lo visto el maestro no pensaba darnos clase, hice aquellos problemas yo sola, tratando de comprender, hasta que una bola de papel cayó en mi pupitré. Miré hacia atrás, y Jimin me sonrió asintiendo, notando que el la había lanzado.
Abrí el papel arrugado, leyendo con cuidado cada palabra, que no decía mucho.
- En la sala de el conserje, en la hora de el almuerzo, ¿te parece, nena?
¿Qué es esto?, ¿A caso ya quería que me acostara con el, o esto que signífica?
-Mejor te vas a la mierda, te pago el pasaje, ¿si imbécil? -. Respondí, tirando la bola de papel hacía atrás, escuché como la abría, y la aventaba hacia un lado, reí por lo bajo.
Después de muuucho tiempo, que fue eterno, sonó la campana, supongo que era cambio de hora, Jimin, sin importarle que estuvieran los demás alumnos aún recogiendo sus cosas, me agarró de la cintura atrayéndome a el.
-¿Acabas de rechazarme? - Musitó en mi oreja, mirándome fijo, yo solo me aparté de inmediato.
-No se tú, o las demás chicas con las que te acuestas, pero a mi me da asco tu aliento, de tantas que besas hace que no sea agradable -. Mentí, su aliento olía a menta fresca.
Tomé mis cosas y salí de ahí dejándolo en rídiculo, ahí parado, exhalando a su mano para comprobar si lo que había dicho era cierto.
Pobre niño consentido.
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Amor, amor, amor. -.Jimin y tú.
Novela JuvenilSípnosis. ____ Diamond, no tan típica chica fría, una vez más intercambio a otra escuela, ¿por qué? Su madre al ser abandonada por su esposo, decidió hacer las cosas por ella misma, al no controlar muy bien la situación, con cada inconveniente, ¡PU...