La tarde con mi abuela había pasado de forma normal, de echo muy tranquila, por suerte había sacado un tema que la iba a distraer de las sospechas que tenía de mi.
Esa misma tarde nos visitó el cura del pueblo quien se notaba muy amistoso con mi abuela, parecían buenos amigos, cuando pregunté por aquel hombre me dijo que fue el cura que había casado a mis abuelos, no lo podía creer, no lo conocía pero era parte importante en la historia de mi familia. Después de hablar con mi abuela y contarme como conoció a aquel hombre las horas pasaron fugaces y había llegado la hora de dormir, le dije a mi abuela que debía seguir con mi ensayo así que me dejó trasnochar un poco... Pero ambas sabíamos que es lo que yo haría esa noche, era más que obvio, la curiosidad me mataba y las pocas cartas que había conseguido no eran suficientes para armar el rompecabezas que tenía enfrente, pero mis pensamientos fueron interrumpidos cuando me llegó un mensaje de Erik, este decía que envío las fotos con uno de sus amigos que trabajaba en la facultad de ciencias, este le dijo que la carta tenía al menos 60 años de antigüedad pero estaban en muy mal estado; cada vez parecía más extraño y más inquietante quería saber que eran esas cartas, y no iba a obtener la respuesta en mi habitación, debía vaciar el baúl del ático a toda costa, solo así desifraria el misterio, pero mis planes no salieron bien, pensaba escabullirme en la casa a media noche para buscar las cartas, pero mi abuela vino a mi cuarto a dormir conmigo, dijo que si dormíamos las dos juntas no sentiría frío, era una mujer astuta, además de tener un sueño muy ligero, el más mínimo ruido la despertaría así que mi plan nocturno no era una opción, devia de esperar hasta la mañana siguiente para poder hacer un nuevo plan, así que sin más me acosté a dormir.
Al despertar en la mañana me di cuenta que mi abuela ya no estaba a mi lado; cómo era posible que una mujer joven como yo no sintiera cuando se fue de la cama, así que de forma sigilosa salí de la habitación y me dirigí al ático, pero me detuve al escuchar unas cuantas voces, fui a echar un vistazo y me di cuenta que mi abuela estaba entregando el baúl al cura; en que demonios pensaba mi abuela, porque le daba el baúl a ese hombre, estaba tan molesta y curiosa, pero sabía que si decía algo me delataría así que fui de forma curiosa para saludar, después de ver el baul pregunté de forma inocente e ingenua.
- que es es cofre?- le dije a al cura dando a creer que pensaba que lo estaba entregando
- es solo mugre hija no te preocupes- respondió mi abuela con una sonrisa
- pero se ve muy bonito, me lo puedo quedar?- le dije de forma entusiasta, sabía que si le suplicaba a mi abuela ella sederia
- perdona señorita, pero tu abuela nos regaló este viejo baúl para guardar las cartas a Dios de los niños del orfanato - dijo el cura echando a perder todo mi plan, no podía ser tan evidente y egoísta para tratar de quedarme con el baul así que con una sonrisa memorise las placas del auto del cura, era una vieja camioneta y este pueblo no era tan moderno como para tener más 50 autos en total
- ojalá lo hubiera visto antes- dije de forma algo decaída, mi abuela se abia desecho del baúl y ahora sería más que obvio que yo estaba leyendo las cartas si me iba a otro lado sabiendo que mi objetivo era visitarla, era un oponente digno pero mi abuela sabe muy bien que soy lo suficientemente terca como para no rendirme, esto recién comenzaba. Me despedí de ellos y me fui a duchar, después de esto me vestí y llame a Erik, tenía un plan para tomar el baul pero ya no era entre mi abuela y yo, ella pidió ayuda al cura así que yo también pediría ayuda a mi mejor amigo... Era algo muy emocionante, mi corazón latía tan rápido y mi cuerpo temblaba, me sentía en una historia de detectives a punto de descubrir el plan maestro del villano para destruir al mundo; tome mi teléfono y de forma muy entusiasta marque a mi querido Watson.
- Erik?? Te necesito aquí, toma el primer autobús al pueblo de UNFINISHED te estaré esperando en la parada de autobuses-
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cartas del baul
Romanceestá historia muestra una gran colección de cartas... pero quién las escribió