Capitulo 2

21 2 13
                                    


Empiezan a caer suaves copos de nieve, que contrastan delicadamente con la ya bien entrada noche. El aliento del joven se condensa en el aire. Su mano esta apoyada en la cristalera de la tienda. Es lo único que puede ver Adelina.

-¿Si?-pregunta.

-Hola, buenas noches casi- se oye una pequeña risa burlona-Acabo de salir de la universidad y necesito un pastel urgentemente para esta noche, ¿me puede atender?-Adelina mas tranquila, empieza abrir la puerta, pero el cerrojo está echado y la intensa mirada del chico queda entre la columna y la puerta. Adelina se asombra y se queda casi sin aliento. Es un chico muy atractivo, será mas o menos de su misma edad. Tiene un rostro elegante pero varonil al mismo tiempo, está algo despeinado y le cae un poco de fleco en la frente, casi húmedo por la nieve.  Cuando coge resuello y se da cuenta que se ha quedado largo rato ensimismada, abre con mas velocidad la totalidad de la puerta.

-Perdón por las horas- Dice el desconocido. No suelo venir al pueblo, pero mi familia ha decidido celebrar la cena de navidad a las afuera, y hemos venido a la casa vacacional.-Ella le sigue con la mirada, pero sigue aun sorprendida con la seguridad que trasmite. El se da cuenta y se presenta para apaciguar el ambiente.- Me llamo Lehmann, Derek Lehmann, encantado.

-Si,si- dice distraida detrás del mostrador- Yo Adelina-Levanta la vista-¿Bueno que pastel vas a querer? Te aviso que ya poco nos queda, hoy ha sido un gran día de ventas-Sonríe.

-Me lo imaginaba. En realidad me da un poco igual, algo rico para quedar bien y que no parezca que lo he comprado en el último momento. -Se percibe una ligera conexión. 

-Bueno, a ver que podemos hacer. Quizás un poco de todo para que no se vea pobre, espera aqui un momento. -Adelina entra en el almacén, desaparece.

Derek, un poco interesado con Adelina, empieza a interrogarla. Donde vive, que edad tiene, ella veintitres y el veiticinco, -muy poco diferencia pensó.

Adelina vuelve aparecer en la pastelería con una bandeja de dulces, cada uno casi de un color, pero tenían una cierta armonía, hojaldres, selva negra, un pastel francés, Ópera, etc.

-Aquí le traigo el surtido señor Derek.-dijo humildemente.

-Por favor Adelina, somos casi de la misma edad-sonríe-Puedes tutearme.- Derek está sombrado de las la manera costumbrista casi con la que le despacha Adelina. -Pasaremos todas las fiestas en el pueblo, asi que si es verdad que los dulces son de buena calidad, volveré.- En ese momento suena la campanilla que avisa que alguien ha entrado. Su padre, Don Bernardo, sin todavía levantar la cabeza se quita la boina y le reprocha a su hija que la puerta no esté cerrada.

-Buenas noches señor, me disculpo por su hija, ha sido mi culpa, acabo de entrar a ultima hora.- Bernardo se le queda mirando un poco extrañado y eximinandolo-Creo que es hora de irme.Encantado Adelina, ya nos veremos. Adiós señor, un placer, espero que el negocio siga bien.-Recoge los dulces, deja el dinero en el mostrador con propina y se acerca a la puerta. Antes de salir del local mira hacia atrás y le guiña un ojo a ella. 

Bernardo empieza hablar a su hija, pero esta solo oye el eco de su voz.

Parece que todo lo ocurrido ha sido un sueño, pero en la estancia permanece el perfume seguramente costoso por el embriagante olor de Derek. Era tan despreocupado, tan elegante pero a la vez tan informal. Adelina desearía a veces ser un poco mas tranquila y libre, cuando Derek le dijo que solo tenía dos años mas que ella se extrañó,ella se sentía mas vieja que el...Desgraciadamente el no parecía alguien de campo, alguien que tuviera miedo a ser pobre o a no tener un trozo de comida que llevarse a la boca. Recuerda que señaló que venía de la universidad...Adelina le encantaría poder haber estudiado.

Y por fin llega la tan esperada cena de Navidad, la panedería esta encendida y Derek se ha quedado en la acera del frente un rato mirando a lo lejos como ella se movía, como hablaba con su padre. Y si, se ha dado cuenta que se sonrojó cuando se marchó, ahora sabe que volverá, tiene curosidad, además el pueblo es muy aburrido y el se quedará toda una semana, son sus vacaciones como estudiante y soldado.



AdelinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora