¿Me vino a visitar?

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Estaba limpiando el mostrador, cuando la vi entrar a la biblioteca, era ella ¡No lo podía creer! Era ella, y estaba viendo hacia todos lados, parecía que nunca había entrado a una biblioteca, o tal vez no a esta, yo la estaba viendo desde el mostrador y luego hice como si no la había visto.

¿Por qué siempre que miramos a una persona por tanto tiempo esperando a que ella nos devuelva la mirada y cuando ella por fin nos voltea a ver hacemos como si nunca la hubiéramos visto?

Rápido hice como si estuviera leyendo un libro, y puse el libro en frente de mi rostro para que así no viera que era yo.

Ella se acercó al mostrador y pude ver de reojo que se sorprendió, y dijo:

– ¿Puedes leer un libro boca abajo?

Justo en ese momento vi el contenido de mi libro y me di cuenta que el libro estaba al revés. ¡Qué vergüenza!

-Lo que pasa es que estudios dicen que, si lees así, tu mente se agilizará. -Dije Mientras aún tenía el libro enfrente de mi rostro.

Fue allí cuando decidí bajar el libro, bajé el libro lentamente, lo cerré y no dije nada.

- ¿Oye tu eres el chico de la pizzería, ¿verdad?

-Que quede claro que la culpa fue mía. –Cuando terminé de decir eso me empecé a reír.

Ella se empezó a reír y sentí que a raíz de eso empezaba una pequeña esperanza de que la volviera a ver.

- ¿Aún vas a la pizzería? –Creo que cuando dije eso, soné muy atrevido.

-Hace un tiempo volví a ir, ya sabes... ¡Eso de la universidad es un Caos!

Yo no iba a la universidad, así que no sabía de qué caos me hablaba, seguramente era de ese caos en el que te desvelas demasiado, ese caos en que el casi todo el tiempo estas de mal humor y todo por el simple hecho de no dormir bien y tener que estudiar mucho.

-La universidad quita mucho tiempo, eso es de comprender.

Esperaba que no me preguntara qué carrera de la universidad había seguido, si me preguntaba eso ¡Estaba muerto! pensaría que no era su tipo, porque ella estaba en la universidad preparándose y yo, yo solo parecía perder el tiempo.

Y antes de que yo dijera algo ella me dijo:

- ¿Qué carrera sigues en la universidad? Debes de estar estudiando en otra universidad, porque donde yo estudio nunca te he visto.

Al parecer cuando temes a algo es cuando más pronto llega. Y también son en esos momentos en los que te armas de valor y prefieres hablar con la verdad y perder la batalla, a preferir hablar con la mentira y quedar bien, sabes que hay probabilidad de que pierdas la batalla, pero al menos te irás con la cabeza en alto por decir la verdad.

-Yo... yo tan solo trabajo, sería muy difícil el trabajar y estudiar, el estar en la universidad es más difícil de lo que parece (Bueno en sí para mí ir a la universidad era como perder mi juventud, solo el imaginar perder cinco o siete años de mi vida en una universidad me aterraba)

- ¡Tu si sabes! Esto de la universidad es otro mundo, a veces se te viene a la mente el "Para qué elegí esta carrera" o el "En vez de estar reprobando clases mejor estuviera trabajando"

Cuando ella dijo eso sentí como si hubieran puesto PAUSA, no podía creer que ella estuviera de acuerdo a lo que yo había dicho, no parecía que le hubiera desagradado mi respuesta.

Quedó un silencio de por medio, parecía que ni uno de los dos sabía sobre qué tema hablar.

-Pasaré a ver un libro. –Dijo ella.

-Bien, no hay problema, en la parte de arriba del estante te dice si los libros son de historia, comedia y más.

-Gracias, eres muy amable. –Dijo sonriendo.

Cuando hizo eso algo dentro de mí decía que ella era la persona ideal, no sé si me dejaba llevar por lo que sentía, no quería que fuera así, quería conocerla más, no quería enamorarme de alguien y después darme cuenta que no es la persona ideal, eso sería desastroso.

Lea empezó a buscar un libro y se metió a la sección de libros de historia, tenía las manos hacia atrás y veía lentamente cada libro, si yo hubiera sido ella hubiera tomado un libro e intentarlo leer, pero al parecer ella solo observaba, después de unos minutos tomó un libro, solo pude ver que el libro era de color verde, tomó asiento en un sillón, cruzó la pierna derecha y empezó a leer. No podía dejar de observarla, tal vez era porque anhele tanto tiempo poder tenerla en frente aunque sea por unos minutos y ahora que la tenía en frente no podía dejar de observarla.

Pasaron tal vez unas tres o cuatro horas cuando, ella se levantó del sillón y volteó a ver hacia donde yo estaba (El mostrador) rápido miré hacia otro lugar, en esas tres o cuatro horas la vi unas sesenta veces, jamás había volteado a ver alguien por tanto tiempo, me sentía que era mejor que el FBI. Ella puso el libro en su lugar y luego se acercó al mostrador.

-Te gusta mucho observarme, ¿Verdad?

No sabía ni qué decir, y con una voz entre cortante dije:

- ¿Yo? Yo no... Yo no te estaba observando.

-Bueno, entonces en estas fotos que tomé tus ojos salieron, por un lado, porque parece que me vez a mí.

Fue allí cuando me di cuenta que hasta el FBI fracasaba.

-Te miré unas dos veces

-Ajá

Parecía no creerme. No sé ni en qué momento sacó su teléfono y me tomó varias fotos.

-Bueno, tal vez fueron un par de veces.

Ella solo se rió y luego me dijo:

-Fue un gusto verte, tal vez regrese pronto. –Mientras hablaba empezó a caminar para la puerta.

Ahora estaba más confundido que al principio, no sé si llegó a la biblioteca porque yo le llamaba la atención, aunque eso era imposible, o tal vez había ido de casualidad y ahora por observarla mucho no iba a regresar. Bueno, si regresaba seguramente es porque le agrado y si no es porque nunca fue así.

No todos los días son lunesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora