Meses después

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Cuando pierdes a alguien que fue muy cercano a ti te sientes tan fatal que no quieres ni levantarte de tu cama, no quieres que el sol salga e ilumine un nuevo día, cuesta mucho creer que esa persona se ha ido, las lágrimas son demasiadas, no puedes contenerte.
Porque las consolaciones de las personas que no han pasado por lo mismo solo son como agua regadas en flores artificiales, parece que la flor necesitan agua, pero en realidad no hará ningún efecto.

Cuando fui al funeral de Lea y de sus papas hubieron tantas personas que me fueron a dar esas palabras llamadas "Palabras de aliento" cuando me fueron a dar palabras de aliento hice como si las estaba escuchando, pero por dentro hacía oídos sordos, hay personas que quieren darte ánimos, pero no saben lo que significa la palabra "Dolor" no saben lo que es perder a alguien que amas. Ya hacía unos años había perdido a mi papá y recuerdo que después de su entierro me enfermé por no haber comido por tres días, la tristeza se hacía más grande cuando me recordaba de todos aquellos momentos en los que habíamos pasado en familia y ahora, ahora solo quedaban algunas fotografías. ¡Ahora que recuerdo la guitarra que tengo en mi cuarto es la guitarra que utilizaba papá! No sé cómo pude olvidar eso.

Desde la partida de mi papá detestaba cuando celebraban el día del padre en la escuela, ese día era el peor de todos, prefería no ir, no quería ver a mis compañeros de clase con sus papas, habían amigos míos que llevaban a su mamá y decían que su mamá eran padre y madre para ellos, pero yo no pensaba lo mismo, mi mamá podría hacer todo lo que mi papá hacía pero el cariño de mi papá nadie lo podía sustituir. Todas las personas tienen algo que las hace "Diferentes" mi papá siempre supo cómo hacer para que las cosas parecieran ser tan fáciles y tomar todo con calma, siempre supo cómo sacar una risa...

Me preguntó en qué pensaría Lea y mi papá en esos minutos antes de partir, cuando imagino eso es cuando derramo más lágrimas, se me viene a la mente como pudo ser ese accidente. Solo me queda creer que ahora está en una celestial eternidad...

La rutina de todos los días era la misma y siempre recordaba todos aquellos momentos felices que viví con Lea... ahora estaba solo y esos momentos que pasé con ella fueron historia.

Dejé de ir a la pizzería y en vez de gastar ese dinero decidí ahorrarlo. Marti me dio una semana de descanso, se dio cuenta que la partida de Lea me había pegado fuerte, y hasta el siguiente lunes regresé a trabajar. Cuando regresé a la biblioteca le hablaba a algunas personas, pero ya no me comportaba tan cordial, ahora era más serio, elegía vestirme mejor con ropa oscura para guardar el luto de esa persona que tanto llegué a amar.

Llegué a mi casa, ni siquiera avisé que había llegado, subí a mi cuarto y cuando entré estaban allí mi hermano y Chad ellos voltearon a verme y Chad dijo:

-¿Un partido de FIFA?

-Hoy no gracias.

-Mi prima viene de México en dos días, ¿No sé si quisieras ir al aeropuerto conmigo?

-Lo pensaré, gracias. –Dije, mientras me acostaba en la cama.

Me acosté en mi cama y cerré mis ojos...

Al día siguiente por la tarde decidí tomar por un momento la guitarra, estaba llena de polvo, fui a traer un trapo que estaba algo húmedo y empecé a limpiar la guitarra suavemente, luego empecé a tocarla, empecé con unos arpegios, esos arpegios habían sido lo primero que había aprendido sobre tocar guitarra, después de un largo tiempo dejé la guitarra y empecé a jugar video juegos.

A los veinte minutos de estar jugando mi mamá entró a mi cuarto y me dijo:

-No puedes seguir toda tu vida viviendo de la misma manera.

-¿Entonces cómo quieres que siga? ¿Cómo si nada hubiera pasado?

-Sabes... muchas veces en la vida compramos boletos "Para dos" pero sin saber que en taquilla solo venden uno. Sé que esa chica te gustaba bastante, pero no puedes vivir así siempre.

Dejé de jugar por un momento y no dije nada. Cuando mi mamá terminó de hablar se fue de mi cuarto. Bajé la mirada, sabía que mi mamá tenía razón, pero no podía hacer como si nada hubiera pasado. Tomé un suéter y salí de casa.

Empecé a caminar y caminar e iba para el lugar más tranquilo que podía haber en este mundo, era el cementerio.

Cuando entré me di cuenta que no había nada de personas, el día estaba nublado y había un leve frío, empecé a caminar para el lugar donde estaba la lápida de Lea. Cuando llegué me puse enfrente de la lápida, me quedé sentado y me puse a llorar...

Después de llorar un largo tiempo me empecé a limpiar las lágrimas, sentía que con llorar un peso en mí se iba. Me di cuenta del enunciado que decía en la lápida y me llamó bastante la atención, decía:
"Esto no termina aquí, tan solo es el comienzo de algo grande". Lea siempre supo cuándo y en qué momento decir las palabras correctas, cuando leí el enunciado no sabía a lo que se refería en realidad, me puse de pie y me fui para mi casa...

No todos los días son lunesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora