Yiling Laozu

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—Esa tarde estaba lloviendo a cántaros, se supo en todo Yiling.
—¿Yiling, la ciudad vecina a Yummeng?
—Esa misma. Era casi de noche, la lluvia no se detenía, estaba acompañada por truenos y relámpagos, como de película. Imagínense, una gran cantidad de gangsters armados con navajas, bates y tubos de metal, con ojos de perros rabiosos. ¡Ahh! Fue tan injusto, ¡eran 30 contra uno! ¿Pero saben qué? Los tipos se encontraban temblando. Me dan lástima, aunque el chico parecía estar en desventaja, aquel tipo leyenda corrió hacia ellos como el infierno, saltando 20 metros...
—¿20 metros?
—Detente ahí.

Inmediatamente se escuchó un golpe en uno de los salones de la escuela GusuLan. Jiang Cheng había golpeado en la cabeza a Nie Huaisang por la idiotez que acababa de decir.
—¿Eres un idiota? ¿Es acaso él un ave o un avión? ¿Cómo podría un humano saltar tan alto?
—Te lo digo en serio, un amigo mío lo vio con sus propios ojos.
—¿Un amigo? Ten, toma mi celular y llama a ese amigo.
—...Bueno, ¿10 metros?
—¿Me ves con cara de idiota?
El otro adolescente se alejó antes de ser golpeado en la cabeza por segunda ocasión.
—Ok, ok, cinco metros.
Jiang Cheng giró los ojos.
—Continua con esta maldita historia.
—Este tipo leyenda... Era simplemente increíble, él solo golpeó a cada uno de esos delincuentes, haciéndolos volar hacia el edificio de aquel lugar. Un Superman contra 30 débiles villanos. Uno a uno, aquellos tipos fueron cayendo. Para el final, esta leyenda dejó al líder de la banda de delincuentes para el show final, pero quién creería que tenía una personalidad despiadada, después de golpearlo a muerte y romperle el brazo izquierdo, sacó un cutter y rasgó el brazo de aquel tipo, ¡¡¡pshhh!!!
—Que tipo tan genial.
Se escuchó decir a sus espaldas: Xue Yang, uno de los compañeros del salón, se encontraba comiendo una chocolatina observando expectante a aquellos dos chicos. Un escalofrío les recorrió por la espalda.
¡¿Cuánto tiempo llevaba escuchándolos?!
—Suena como alguien rudo, ya veremos qué tan valiente es.

Sin más que agregar se alejó del grupito que se habían acercado a escuchar la historia de Huaisang. Una vez que salió del salón algunos suspiraron aliviados.
—Ese sujeto me pone de los nervios.
—No solo a ti. Es un delincuente, has visto lo que le hizo al chico de primero. Tardó varios días en recuperarse.
—¿Por qué no lo han expulsado?
—Se cree que su padre es parte de una mafia, los maestros tienen miedo de provocarlo.
—El director Li debería hacer algo.
—Aghh, si el director hiciese algo no solo le traería problemas a él, sino a todos nosotros.

Siguieron hablando sobre los crímenes del chico transferido hasta que una chica baja de lentes se asomó a su salón gritando:
—¡Ya llegó! ¡El patriarca Yiling ya llegó!
La mayoría de los alumnos del salón dejaron sus lugares para asomarse a las ventanas que daban al portón de la escuela. Si no se supiera que clase de persona estaba entrando al recinto, cualquiera hubiera pensado que un idol había pisado aquel lugar.

La misma joven de lentes, antes de salir, vio a un estudiante sentado sin inmutarse, sacando un libro de su mochila.
—Jo... joven Lan, ¿No viene?
Aquello fue dicho tímidamente.
El adolescente, de hermosos ojos dorados, solo negó y continuó sacando su material de estudio.

Al verlo tan serio y sin una pizca de curiosidad simplemente salió e intentó colarse entre la gente amontonada en las ventanas. Todos aquellos rostros juveniles tenían un rastro de miedo y curiosidad al mirar hacia los jardines del colegio. Varios chicos esperaban ver una motocicleta negra con un tipo rudo con una chaqueta de cuero lleno de púas. Otros, en especial las mujeres, esperaban ver a un adolescente bajar de un auto negro con las ventanas blindadas, de traje y lentes negros.

Nadie los podría haber preparado para la imagen frente a ellos: un joven alto y algo delgado caminaba con calma hacia uno de los edificios de la escuela, cabello corto atado en una coleta, con el uniforme de la escuela, una mochila negra sencilla en un lado y acompañado de una mujer alta de gran porte, caminando con confianza.

The Legend Of Yiling LaozuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora