|Día 20|

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Después de pasar en su habitación por mucho tiempo su estómago le pedía algo de comida después de todo seguía siendo un humano que necesitaba de ella

Dejando sus libros a un lado salió a su habitación bajando despacio cada escalón hasta llegar al primer piso

— Tengo hambre — musitó sobándose el estómago

Se dirigió a la cocina abrió el refrigerador y para su hambre no había nada de comida ya preparada ni siquiera las sobras por supuesto que había comida, pero debía cocinar si la quería ingerir. Tuvo la idea de llamar a Cedric ya que el sabía cocinar

— ¡Cedric! — gritó para que el mayor lo escuchara donde quiera que se encontraba más nadie respondió

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— Siento que alguien me necesita — dijo Cedric

— No lo creo

— Ahora que lo recuerdo no les deje comida preparada — recordó — ¿Y si queman la cabaña? — se alarmó

— Ya son lo suficientemente grandes para cuidarse por ellos mismos — no le tomó mayor importancia

— Luna — la chica lo vio — No es por ellos es por nosotros — ella lo vio confusa — Si solo ellos dos vivieran ahí no me importaría que quemaran todo, pero nosotros también vivimos ahí — explicó

— ¡Es cierto! — exclamó recordando aquel pequeño detalle — Tengo muchas cosas importantes en esa cabaña — dijo alarmada — Si pasa algo no me hago responsable si esos dos aparecen muertos

Cedric trago duro y vio con temor a la chica. Aquella chica que siempre estaba con una sonrisa en su rostro siendo amables con todos ahora era todo lo contrario así que el mayor apuntó mentalmente jamás hacer enojar a Luna

— ¡Vamos! — gritó Luna para comenzar a caminar regreso a la cabaña

— ¡Espera! — comenzó a ir detrás de ella

[•••]

— Aquí no hay cereal — reviso las alacenas — Es lo único que se preparar — dijo aún con hambre — ¡Tengo hambre! — comenzó a hacer un berrinche

— ¡Cállate! — alguien le lanzó una almohada desde el sofá por suerte perdió fuerza antes de chocar contra el

— ¡Oye! — levantó la almohada indignado — Pudiste haberme golpeado

— Eso es lo que quería — contestó con obviedad

Los dos se quedaron callados después de la pequeña discusión no fue hasta que el Gryffindor decidió hablar de nuevo para cortar la tensión del ambiente acercándose al sofá donde estaba el otro

— ¿Has visto a Cedric?

— No — dijo seco — ¿Acaso te gusta? — su voz tenía un tono enojado

— ¿Por que dices eso? — le pregunto con una ceja alzada

— Eres como un chicle en su zapato — dio como ejemplo — Siempre andas detrás de él como una mascota — rió falsamente

— Por supuesto que no — negó con su cabeza rápidamente — Es solo que le tengo más confianza entiendes — trato de explicarse — Me siento cómodo con su presencia

— Entonces con Luna y conmigo no te sientes cómodo — dedujo

— Luna a veces necesita su tiempo a solas, ya sabes, estar rodeado de hombres no es algo fácil — el contrario asintió concordando — Y contigo — se calló por un momento — Nuestra relación no fue muy buena desde el principio

365 Días JuntosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora