Capítulo 3 - La Transformación

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No me lo puedo creer... ¡hoy mismo podría volverme a casa con un cuerpo nuevo! Creo que no puedo disimular mi excitación, pues veo que se ríen las tres.

- Tu reacción es normal -comenta la doctora- a todas nos ha pasado; además, tu has podido estudiar, aunque sea por encima, muchos casos; has podido hablar con alguna de nosotras, y, como analista que eres, te resultará más sencillo pasar por las innumerables preguntas que hay que contestar para configurar la complexión que tendrás en unos días.

- Perdónenme... me he quedado sin palabras; pensé que tardaría meses en poder acceder al servicio... a... ahora mismo estoy en una nube, no me puedo creer lo que me está pasando.

Con esto, me piden que las siga, me llevan a uno de los despachos que no entramos ayer, donde hay una pantalla con un cuestionario muy grande, y me piden que me ponga cómoda, que tengo que ir definiendo mi perfil. Me toman una muestra de sangre. Mientras se va realizando mi genoma, me empiezan a preguntar desde lo básico hasta los detalles; si quiero cambiar la estatura, el tipo de complexión, la fuerza física, la cantidad de músculo, si quiero parecer una modelo o una deportista, color de pelo, dimensiones concretas de cada parte del cuerpo, color de la piel, antojos o manchas que quiera quitar o poner, e incluso detalles de los que no tenía ni idea que existían en el cuerpo humano.

- Oh, no tienes idea lo compleja que es la anatomía humana Lucía- Me comenta la doctora- Perdona tanta preguntadera, pero necesitamos todos los detalles posibles para que tu cuerpo no sufra ningún efecto secundario.

Éso de "efectos secundarios" me dejó un poco asustada, pero preferí no preguntar al respecto o las horas aquí serían más de las que me gustaría.

Llevó unas dos horas, pero por fin voy terminando dicho formulario. Al final, he elegido un cambio sutil, no quiero que los que me conocen no me reconozcan, así que he mantenido mi aspecto, solo que perdiendo peso, y aumentando la masa muscular; nada exagerado, y por supuesto he aumentado la densidad de mis músculos, y he generado parte de esos músculos ocultos que tiene Elisa.

Cuando termino, me doy cuenta que se me ha pasado la mañana, busco a Laura para comer, me está esperando. ¡Estoy deseando explicarle lo que he hecho!

Vamos a una cafetería del polígono, donde se acumulan los trabajadores del entorno y se quedan mirando a las bellezas que salen de nuestra empresa. La verdad es que parece un desfile de modelos, a cual más bella, si esos tipos supiesen la fuerza física que poseen estas lindezas, no serían tan descarados.

- ¡Pues hoy he estado configurando mi inoculación! -le digo a Laura mientras caminamos a la cafetería- pero no me he animado a prepararme un cuerpo como el tuyo, con esas curvas; en mi caso, no me reconocería nadie; pero lo que sí he hecho es meter los músculos ocultos de Elisa.

Con esto me echa una mirada cómplice, y flexiona disimuladamente el brazo, veo como la manga se estira, marcando un bíceps descomunal. Con un leve suspiro de asombro, le dije - ¡Así que tú también tienes esos músculos! sabía que más o menos todas poseéis más fuerza de lo normal, pero no sabía que hubiese más como Elisa.

- No sabes lo sexy que resulta poder definir cualquier grupo muscular a placer; además, esto multiplica tu fuerza, estos músculos me sirvieron para levantar el coche de mi novio el otro día. Se picharon los neumáticos, el gato se había quedado atorado, y disimuladamente lo coloqué en su sitio, me apoyé en el borde y lo fuí levantando poco a poco, ¡mi novio no se dio cuenta de nada! pensaba que lo había levantado el gato; esas demostraciones me ponen a cien. Saber que yo sola podría vencer a todos estos hombretones a cualquier prueba de fuerza es muy sexy.

De nuevo mi excitación repentina... ¡ya no aguanto las ganas de transformarme!

- ¿Y no te da problemas con tu novio?, ¿él sabe lo fuerte que eres?

M.I.F : Nuevas GeneracionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora