Después de la llamda que había recibido por parte de su hermano, Troiann se quedó pensativa. De verdad que Marcus no la iba a dejar en paz... Realmente se estaba cansando de él y de su absurda insistencia. Lo odiaba, odiaba cada parte de él, y tampoco le caía bien, lo que no entendía era la existencia que tenía el chico en acercarse tanto a ella, en conocerla o en lo que fuese que quería saber de ella.
Al rato, llegó a la casa y en el porche se encontró a Marcus, esperando. ¿Qué quería de ella? ¿Por qué tanta insistencia en verla, en ir a su casa? Realmente era absurdo, y Troiann no quería perder el tiempo en chico como él. Aquello era más absurdo todavía.
- Que te pasa a ti ahora, pesado.
- Nada, solo quería decirte que estás faltando mucho a la universidad y sabes que eso llevará consecuencias...
- No sabía que ahora tú eras mi padre, Marcus.
- No lo soy, ni lo quiero. Solo que tenemos un trabajo pendiente y no me voy a comer yo el suspenso por tu culpa, niñata- Dijo el chico molesto.
- A mí me guardas respeto, si tanto te cuesta trabajar conmigo, haberle dicho al profesor que te cambiase de grupo, harta, harta es lo que me tienes.
Entonces Troiann sacó las llaves de su bolsillo, y se dispuso a abrir la puerta. No quería seguir escuchando a ese arrogante Marcus, y después de todos los problemas que tenía, solamente le faltaba tener uno más, uno más con el nombre de Marcus. De pronto se giró.
- ¿Sabes qué? Déjame en paz, olvídate de mí y haz lo que te de la gana con el trabajo de los cojones. - Le dijo la joven sin miramientos, realmente no tenía la cabeza para centrarse.
Entonces en ese momento pasó algo que Troiann no se imagina, y que al momento, la dejó sin aliento. Marcus dio dos pasas adelante y se quedó mirándola de cerca, apenas los separaban los centímetros. Troiann se estremeció, ¿qué estaba haciendo? y de pronto Kurt le vino a la mente, Kurt su novio, aquel hombre que hasta la fecha le había dado a la joven todo lo que necesitaba, su "aún" novio.
Marcus se quedó mirándole fijamente, detallándola. Realmente Troiann era especial, tenía algo, algo que la diferencia de las demás. No era la chica más guapa del mundo, pero tenía su encanto, al fin y al cabo, como mucha gente del día. Era una mujer que fingía ser fuerte, pero que estaba autoprotegiéndose con una coraza constante, una mujer que no sabía realmente lo que necesitaba, pero que no tenía lo que la hacía feliz, en definitiva, una mujer rota y vacía.
- Se puede saber que estás haciendo, Marcus... -Susurró la joven en un hilo de voz.
- Pensaba que si me acercaba más, te callarías y dejarías de decir estupideces...
- Seguiré diciéndolas porque eres un gilipo...
En ese momento, Marcus cogió de ambas mejillas a la joven y la besó con delicadeza y cuidado, con algo de ternura. Aquella chica del helado, aquella chica que le había puesto el mundo patas arriba...
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"Cuando el fuego encuentra la gasolina"
Teen FictionTroiann Marshall es una chica que cualquiera consideraría normal, tiene 20 años, trabaja en un pequeño bar de su ciudad y dedica su vida a la Universidad y al amor de su novio, Kurt, y sus amigos, como serían Berlía y Daeny. No tiene ni idea del...