Emilie's
-Oye ¿estás bien? –voltee para ver al chico de al lado, al parecer él también notó que algo raro me estaba pasando. –Tus ojos... cambiaron –estaba a punto de preguntarle a qué se refería con lo que dijo cuando Lilya nos interrumpió.
-Emilie, veo que conoces a Ethan -¿Quién?
-¿Qué? ¡Ahh! Sí, Ethan –volteé a verlo para que disimulara y me siguiera la corriente, pero de inmediato capté algo -¿ustedes se conocen?
-¿Dijiste Emilie? –Ethan se quedó pensando.
-Sí, ella es Emilie Rousseau, y él es Ethan Dumont –apunto a Ethan –de quien no te he hablado.
-Si ya veo, pero... -le iba a preguntar de donde se conocían pero no me dejó continuar.
-Bueno no quería abrumarte más de lo que ya estas, por eso no te dije –esto era parte de lo que no quería, que se preocupara por mí.
-Por favor, no quiero que te preocupes por mí, estoy bien – o al menos quería demostrar eso. -Y ¿A dónde vamos a ir? –tenía que cambiar de tema.
-A Nantes, te va a gustar y creo que va a ser un buen cambio para ti –Lilya me tomo de los hombros y me sonrió.
-¿Nantes? -¿Dónde lo había escuchado?
-Sí, ¿ya has ido?
-No, solo me suena –la carta de papá.
. . .
Ya había oscurecido. Habíamos abordado el avión y ahora estaba sentada al lado de Ethan ya que Lilya dijo que después de nuestra pequeña escena con un chico del aeropuerto deberíamos conocernos mejor. Pero a pesar de que iremos al mismo lugar, tenía que hablar con él para evitar que le vaya a decir a alguien lo ocurrido antes.
Los minutos pasaban y yo no había dicho ninguna palabra. Pero tenía que hacerlo.
-Bueno... -dijimos al mismo tiempo.
-Perdón, habla tú –me dijo él.
-Sobre lo que ocurrió, ya sabes, lo de mis ojos, no se lo puedes contar a nadie. Así que dejemos el tema hasta aquí –le dije sin voltear a verlo.
-Bueno, ya que sacas el tema, no se lo diré a nadie y se que no me incumbe pero...
-Exacto, no te incumbe. No quiero ser grosera pero no voy a hablar de esto contigo, así que solo no se lo digas a nadie. –no confío en él, aparte apenas y lo conozco.
-Entonces no hay trato –ya empezaba a molestarme.
-Pues si no era trato ni pregunta, no se lo vas a decir a nadie y punto. –me le quede viendo con una mirada algo amenazadora para ver si protestaba, y lo hizo.
-Créeme que seguiré insistiendo, no me rindo tan fácilmente.
-Pues ni yo. –seguía mirándolo, y él a mí. Es muy lindo y más con esos ojos, no estoy segura de si son de color verde grisáceo, pero había algo que hacía que no apartara la vista.
La azafata comenzó a dar las instrucciones de seguridad y fue cuando recordé que nunca antes había estado en un avión, ni en nada que se le parezca. Me concentré en prestar mucha atención y asegurarme de que el cinturón estuviera bien abrochado.
Sentí como el avión se sacudió un poco y de un segundo a otro me convertí en un manojo de nervios. Cerré la ventanilla y me acomode bien en el asiento. Mis manos comenzaban a sudar y yo sentía algo de calor. Solo cerré los ojos tratando de tranquilizarme.
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No soy como los demás
Novela Juvenil¿Qué harías si tu vida cambiara tan rápido? ¿Por qué cuando crees que todo está mejor empeora? Emilie es una chica de apenas 16 años y le falta mucho por vivir. Tras descubrir la mentira de su vida, se enfrenta al peligro al tratar de averiguar más...