-CAPÍTULO 1-

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Desperté por el fuerte sonido de mi teléfono, estaba recibiendo una llamada. Dí un pequeño salto y abrí los ojos, cosa que no fue nada útil ya que los mechones de pelo que tenía en la cara me impedían ver. Me incorporé en el sofá y busqué mi móvil con desesperación. Todo estaba lleno de pañuelos arrugados, y envases de comida china vacíos. Levanté un cojín color malva del sofá, allí estaba, miré a la pantalla del móvil y sonreí con amplitud al ver el nombre de Christian. Respondí a la llamada.

-CC: ¿Eli? ¿Estás ahí?
-Elisa: Eh, S... -Di una pequeña cabezada y me llevé una mano a la frente, medio dormida aun- ¡Estoy despierta!
-CC: Veo que he despertado a alguien... Espera, ¿Seguías durmiendo a las dos de la tarde?
-Elisa: ¿Y por qué no iba a hacerlo? No tengo nada importante que hacer.
-CC: Pues ahora si, como ya sabes, los chicos y yo nos vamos mañana de gira, y queríamos que vinieras con nosotros... -Su voz al otro lado de la línea del teléfono sonaba animada, sabía perfectamente mi respuesta-
-Elisa: ¡Pues claro, pero me habéis avisado con muy poco tiempo, tengo que hacer la maleta! -Me levanté con rapidez del sofá, echándome mi enmarañada melena hacia atrás, sin saber que hacer primero-
-CC: Ya que en las anteriores no pudiste acompañarnos, pensamos que nos pedirías venir a esta, pero como no lo has hecho... Me he visto obligado a avisarte a última hora. -Escuché una carcajada al final de su frase, y yo no pude evitar sonreir-
-Elisa: Chris, ahora tengo que colgarte, tengo mucho que hacer... Esta noche hablamos.
-CC: Perfecto, hasta entonces Eli.

Corté la llamada y tiré el móvil sobre el sofá, observando mi desastroso salón, empecé a recoger toda mi basura con rapidez.

Un par de horas después el piso estaba medianamente recogido. No había ropa sucia, ni papeles, ni platos sucios, nada por medio. Me dirigí a mi habitación y una vez allí saqué mi maleta de debajo de la cama. Siempre llevaba la misma a las giras, era espaciosa y de color negro, pero lo más especial era que tenía un parche por cada ciudad que visitaba. La abrí y empecé a rebuscar entre mi ropa, eligiendo lo que podría llevar para el viaje.

En ese momento el timbre de mi puerta sonó, maldita sea, no tenía tiempo para visitas espontáneas.

-Elisa: Seas quien seas, pienso limpiar el suelo con tu sangre como tu visita no tenga importancia. -Grité saliendo de la habitación, andando hacia la puerta.-

Abrí, y alcé la mirada, me miraba con sus ojos azules bien abiertos, en su cara había una expresión de sorpresa. En seguida supuse que la razón eran mis gritos.

-Elisa: Eh... Hm... -Empecé a titubear, bajando la mirada al suelo, sin saber qué decir-
-Andy: Espero que no quieras limpiar el suelo con mi sangre, aprecio mi vida. -Susurró entre carcajadas, revolviéndome el pelo como siempre hacía-
-Elisa: No, no, lo siento... Estoy haciendo la maleta para mañana y estoy un poco agobiada.
-Andy: Ah, estupendo, entonces me.quedaré para ayudarte.

El chico entró en mi piso con las manos metidas en los bolsillos de su chaqueta de cuero, una media sonrisa estaba dibujada en su rostro.
-Andy: Vaya, has limpiado, que raro. -Se giró hacia a mi sonriente, y yo me froté la nuca mientras intentaba esconder mi sonrojo-
-Elisa: Si no te importa, voy a seguir con mi maleta en vez de escucharte decir lo guarra que soy.

Volví a mi dormitorio y continué con mi tarea, Andy me siguió hasta allí y se sentó en mi cama, al lado de mi maleta. Le miré de reojo, sin parar de doblar y guardar ropa.

-Andy: ¿Podrías dejar que te ayudase? -Susurró mirándome, echándose el pelo hacia atrás-
-Elisa: No hace falta, Andy. -Respondí mordiéndome con levedad el labio inferior- ¿Por qué has venido?
-Andy: ¿Por qué, no quieres verme? Christian me dijo que lo mejor sería que me quedase en tu piso esta noche, para llevarte mañana al aeropuerto... Como siempre.
-Elisa: Hm... Es cierto, quédate.

Él se levantó de la cama y me quitó la camiseta que llevaba en las manos. Le miré en silencio y observé como se acercaba a la maleta y guardaba esta como mejor podía. Al verle no pude evitar sonreír con ternura. Segundos después continué sacando ropa y él guardándola.

Unas horas después ambos estábamos sentados en el sofá, comiendo pizza mientras reíamos. Mis piernas estaban sobre sus muslos, y su brazo sobre mis hombros.
-Andy: ¿Recuerdas aquella vez que tiraron un globo de agua al escenario y en vez de darme a mi te dio a ti?
-Elisa: No me lo recuerdes, se me corrió todo el maquillaje e hice un ridículo espantoso... -Susurré tapándome los ojos con una mano-
-Andy: Oh, venga, fue muy gracioso, hasta tú te reíste...
-Elisa: Pues claro mejor eso a salir corriendo.

Andy dejó escapar una sonora carcajada y puso algunos mechones de mi pelo detrás de mi oreja.
-Andy: Te he echado de menos... Quiero decir, todos, te hemos echado de menos, las giras no son lo mismo si nuestra chica no nos acompaña.

Lo último que recuerdo de aquel día fue abrazarme al muchacho, y quedarme profundamente dormida.

All Done For You (Andy Biersack)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora