PARTE II
𝕻𝖗𝖔𝖇𝖑𝖊𝖒𝖆𝖘
Pesadillas. Había tenido algunas cuando era una niña.
Luego del incidente en casa de los Salem, papá había instalado cámaras en varios sectores de la casa, puesto que –según Andrés –había comenzado a ser sonámbula. Entre las pesadillas y el sonambulismo, estaba segura que la realidad en la que me situaba iba cambiando poco a poco, todo gracias a un incidente bastante espeluznante y..., a decir verdad, confusa.
Tomé las sábanas entre mis dedos y me sumergí más a fondo de mi cama. Cerré los ojos por algunos segundos, intentando recuperar el sueño, más las vibraciones que llegaron de la mesita de noche al lado de mi cama ocuparon mi mente de golpe. Abrí mis ojos a regañadientes, saqué mi mano para alcanzar mi móvil, y cuando lo tuve entre mis manos, entrecerré mis ojos hasta adaptarme del brillo de la pantalla.
− ¿Hola?
Mi voz sonó ronca gracias al sueño.
Del otro lado, algo de música y gritos. Alejé el móvil de mi oído y permanecí así mientras que del otro lado de la línea, la voz de Julie chilla de sobremanera, intentando opacar la música y ruidos.
− ¡Tenemos una emergencia! ¡Código f!
− ¿Código f? – pregunté aún somnolienta.
Algunas risas caen en la llamada.
− ¡Vamos chicas! Estoy intentando descansar...
Mi voz comienza a atenuarse mientras espero a Julie, la cual parece estar hablando con alguien que, no logro comprender.
− ¿¡Juliett!?
−Hola Belle
Esa voz.
Tragué fuerte una especie de nudo que se formó de pronto en mi garganta cuando escuché la voz de nada más y nadie menos que Sammuel Atela.
No musité ni una sola palabra.
− ¡Vamos! Sé que estás ahí
El ruido que acompañó en un momento a Sammuel, se desaparecía acorde a sus movimientos. Lo supe porque se escucharon pasos, y luego una puerta cerrarse.
−Entiendo que no quieras estar en una fiesta, yo tampoco... −su voz suena convincente, sincera. – pero estamos algo decepcionados de ver a tus amigas acá, y a ti no.
Fruncí el ceño, irritada.
− ¿Qué quieres decir? –mi voz sonó, sin quererlo, mofada.
Luego de unos segundos, escuché su risa.
No pude evitar sonreír.
−Tus amigas son increíbles, pero... −su risa vuelve aparecer−me gustaría verte, Ru.
Papá había caído rendido en el sofá de la sala. Para mi fortuna, mamá se quedaría en el hospital y Andrés dormido en su habitación plácidamente. Tomé algunas bocanadas de aire mientras, lentamente, caminé hasta la puerta principal. Desbloqueé la alarma, y salí de allí, sin hacer mucho ruido.
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Rufina
Manusia SerigalaEl pueblito de Maddison se caracteriza por poseer secretos y personas que aman los mismos. Cubierto de historias con finales turbios, el condado y su alrededor se han obligado a permanecer en sigilo, ocultándose de los medios fuera de sus hectáreas...