•TAYLOR.
Me sentía cansada, aturdida, ni siquiera podía pensar. La cabeza me dolía, tenía los brazos y las piernas entumecidas por el frío y sentía mi cuerpo sin fuerzas. Era obvio que algo me habían dado, tal vez algún somnífero o simple droga. Odiaba este lugar.
Los días pasan y yo sigo sin poder ver a mi familia. Dentro de mí crece la necesidad de saber cómo están, qué fue de sus vidas en todos estos meses que estuve lejos de casa. No quería pensar en que pudieran estar mal o que les hubiera pasado algo...
Era obvio que ellos me extrañaban, tal vez tanto como yo a ellos. ¿Cómo pude haber caído tan bajo? Todo fue mi culpa. Tal vez si no me hubiera ido de casa, ahora sería libre. Me siento tan arrepentida y lo peor es que después, al pensarlo con calma, la situación no era para tanto. Discusiones con los padres tenemos todos, pero supongo que en ese momento exageré con mis acciones como siempre.
Abrí mis ojos para tratar de reconocer la habitación en donde me encontraba, claro que si se le puede llamar habitación a aquel lugar. Todo mi cuerpo estaba en el suelo, en el frío y asqueroso suelo.
Concentrando toda mi fuerza en las piernas intenté levantarme, pero al hacerlo rápidamente volví a caer, sólo que esta vez terminé sobre la cama.
La habitación era pequeña, en las paredes se podía distinguir un poco de la pintura blanca que había debajo de las manchas de humedad y sangre, seguramente de hace años. Frío era lo único que se sentía allí, junto al triste sentimiento de soledad. Frente a mí, a unos cortos metros de distancia, se encontraba otra cama vacía.
A mi compañera de habitación se la habían llevado ayer por la tarde y aun no ha vuelto. Pero ya estoy familiarizada con la situación, no es la primera compañera que desaparece. Muchas de ellas a veces no regresan y las pocas que lo hacen vuelven lastimadas. Y aun así en ese estado las hacen "trabajar".
Pero no podíamos hacer nada, le pertenecíamos a alguien al que llamaban "El Tucu Rodríguez" quien, según lo que pude escuchar, es la cabeza de todo este infierno, el dueño de la estancia y de nosotras.
El lugar era muy concurrido, a veces nos hacían trabajar todos los días. Nuestra clientela era de élite, la gran mayoría se presentaba de traje, hombres de negocios seguramente con familia, pero que aún así asistían casi todas las noches en busca de sexo. Los que ya eran de confianza por concurrir tantos años, se les permitía llevarnos a otros lugares tales como hoteles o alguna propiedad que tuviera el cliente. Pero como ya dije, sólo eran 3 los hombres que nos podían llevar fuera de la estancia por una noche. De igual manera, aunque se trate de hombres de mucho dinero, no nos cuidaban en lo más mínimo. Nos maltrataban y lastimaban, sólo por el simple hecho de ser "putas", pero ninguno de ellos tiene la mínima intensión de saber cómo llegamos ahí, o siquiera si fue por voluntad propia. Pero no son tontos, todos saben y son conscientes que todo ese negocio es ilegal en muchos sentidos.
A nosotras cuando nos vienen a buscar nos llevan primero a las duchas y luego nos dan ropa limpia, nos maquillan y nos peinan para luego llevarnos a todas juntas al salón principal donde los clientes nos eligen. Detrás de todo este infierno hay mucha gente cumpliendo estrictamente con las órdenes de Rodríguez.
Hay en total 5 mujeres que son las que se encargan de ver que estemos bien preparadas, maquilladas y peinadas, obviamente que todas éramos vigiladas por los matones de Rodríguez. Uno pensaría que al ser mujeres tendrían un poco de compasión con todo lo que pasamos pero en realidad eran las peores. No se les permite hablarles y menos contradecirlas mientras hacen su trabajo.
Mi primer día acá tuve la peor bienvenida... Recuerdo que estábamos todas las chicas arreglándonos y que de repente escuchamos a una de estas mujeres gritarle a una compañera. Le decía algo así como "¿Qué es lo que no entendés nena? Si yo te digo que lo hagas así, lo haces sin decir nada y punto", lo malo fue que mi compañera le quiso pegar en un intento por defenderse de los insultos, pero para su mala suerte, las demás encargadas la vieron y se le fueron las 5 encima. La golpearon tanto que la pobre chica no lo resistió, pero lo más impactante para mí fue que la dejaran ahí tirada y volvieran a lo suyo como si nada hubiera pasado. Claro, porque sólo somos un número en todo esto.
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¿Libertad? - [𝐍𝐢𝐤𝐤𝐢 𝐒𝐢𝐱𝐱]
Non-FictionTodos los hechos en esta historia son ficticios, pero aun así, no debemos olvidar que el tráfico de personas existe. Seguramente miles de mujeres deben estar viviendo cosas peores que las que conté. Es por eso que tenemos que saber que esas cosas ex...