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Luke

No había visto a mi hermano en mucho tiempo, lo recordaba cuando abrí los ojos y me asusté al estar en un lugar desconocido, para después darme cuenta de que era un hospital. Poco a poco me fueron diciendo lo ocurrido y cuánto tiempo había perdido, mi madre, mi padre y Astrid venían a verme, pero Asher desapareció por completo y no podía preguntar por él. Mamá me hablaba de muchas cosas, pero nunca hablaba de Asher, mi padre tampoco y mi hermana menos, era como si él fuera un tema prohibido y tenía miedo de que algo le hubiera pasado.

Había visto a mi mamá llorar cuando creyó que estaba dormido. Estuvo llorando incluso hasta el día siguiente y se fue cuando Astrid tomó su lugar para ir a descansar.

― ¿Por qué ha estado llorando?

―Le dije unas cuantas verdades. ―No entendía para nada, pero Astrid se notaba hasta cierto punto aliviada.

― ¿Qué le dijiste?

― ¿Cómo va la terapia? ―Tal vez no era el momento, por lo que no quise insistir.

―Va bien, es difícil y saber que perdí tanto tiempo de mi vida, pero voy poco a poco, al menos ya hablo mejor.

―Me alegro. ―Respondió acomodando mis sábanas.

― ¿Asher me odia?

― ¿Qué? ¡No! Asher no te odia.

― ¿Entonces dónde está Asher? ¿Po qué no me viene a ver?

―Asher está aquí

― ¿Y por qué no viene a verme?

―Luke... Asher está internado―En ese momento me asusté.

― ¿Qué tiene Asher?

―Te lo voy a decir, pero tienes que calmarte. Serán tal vez cosas fuertes, pero si te alteras no lo podrás ayudar en nada y solo lo vas a empeorar. ―Un maldito silencio―Asher no está bien.

Astrid me comenzó a hablar de todo lo que pasó después de mi accidente, me acercó su laptop y me enseñó el video donde Asher estaba besando a un chico y algunas fotos. Después me hablo de los problemas que trajo a casa y de la conversación sobre si debían desconectarme, solo de pensar que en estos momentos tal vez ni estaría aquí me abromó. Como encontró a Asher borracho y guitarra destrozada, que mamá le prohibiera volver a verme y a sus amigos. Las consecuencias que trajo, como se perdía por varios días y de cómo se iba destruyendo poco a poco, del papel que tuvo mi padre en esta historia y de cómo ignoraba o trataba mal a mi hermano. Lo escuchaba y simplemente parecía que me contaba una película, eran demasiadas cosas al mismo tiempo, lo peor es que solo era casi la mitad de los problemas. Me contó que el día que desperté se había desmayado por no haber comido en días, de cómo se asustó cuando pedí verlo y de la pelea que lo llevó a escaparse. Astrid dijo que mamá no la dejó ir tras él, cómo un chico llamado Ezra lo encontró y tuvieron que traerlo de emergencia al hospital o él ya no estaría aquí, así como me habló de que sus amigos que podrían contar más cosas. Me dio un celular nuevo donde venía agregados los números de las personas que podrían contarme sobre mi hermano.

No sabía cómo pasaron tantas cosas en todo este tiempo, lo peor de todo es que no pude ayudar a mi hermano cuando más me necesitaba.

―La razón por la que no has visto a Asher es porque él no quiere verte ya que tiene miedo de cómo vas a reaccionar al verlo en tan mal estado, porque cree que ya no es el hermano que conocías. Mamá se encargó de destruirlo poco a poco. ―Se escuchaba un poco su molestia al decirme lo de mi madre.

―Necesito verlo.

―Mandaré a Asher a un centro de rehabilitación. No te lo dije antes porque no lo creí correcto, pero no hay mejor forma de decirlo, Asher es adicto a las drogas, más de una vez lo encontré en su habitación consumiendo y se enojaba conmigo y me cerraba la puerta en la cara.

El Sonidos de la Primavera 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora