Parte 15: Ronda nocturna

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N/A: Este es el capítulo más intenso de todo el fic. Se trata un tema súper complicado como es la ideación suicida. He intentado escribirlo desde un punto de vista positivo, porque francamente creo que no es solución de nada sino todo lo contrario. Estuve tentada a cambiar el argumento, pero al final no lo he hecho. 

Como pequeño dato random sobre mi vida, os contaré que cuando era adolescente se suicidó alguien a quien conocía, y la reacción de los adultos fue hacer como si no hubiese pasado nada y poco menos que imponernos el silencio (vaya, ¡qué sorprendente!) o achacarlo todo a una enfermedad mental de la que la chica no había dado nunca muestras. También muy sorprendente (no). Le di vueltas a aquello durante mucho tiempo y todavía a veces tengo pesadillas. Con todo esto quiero decir que es un tema sensible para mí.


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Cuando Hermione abrió los ojos, ella no estaba ya allí. Pansy la había arropado y había apagado todas las luces para que descansara. Avanzó a tientas sobre las mullidas alfombras, y pudo encender una lámpara. La habitación que le había parecido agradable y acogedora cuando estaba con Pansy de pronto tenía un aire siniestro. Desnuda como estaba, tuvo frío. La sala parecía haberse enfriado varios grados desde que Pansy ya no estaba allí.

Buscó su ropa, desperdigada por todas partes, y mientras estaba abrochándose el sujetador vio un papel escrito con un lápiz de ojos en la mesita de noche. Un mal presentimiento invadió su mente, y fue a coger con manos temblorosas la nota.

"Querida Hermione. Espero que puedas perdonarme por lo que voy a hacer, pero no puedo, sencillamente no soy capaz de continuar. Por favor, no pienses mal de mí por todo esto. Te he hecho daño por haberte querido tener conmigo, y lo mejor para todo el mundo es que yo desaparezca.

Espero que seas feliz, pero no te vayas con la aurora ni con el tonto de Ron. Tú mereces más.

Siento ser una cobarde incapaz de vivir.

Te ama,

Pansy Parkinson".

Hermione se sintió incapaz de reaccionar. Se atusó el pelo con desesperación, y después respiró hondo. Se puso el jersey de cualquier manera sin importarle que acabase colocado al revés, y tras meterse los zapatos sin medias y sin abrocharse los cordones, solo remetiéndoselos para no pisarlos, salió desesperada por los fríos pasillos de Hogwarts dispuesta a encontrar a su novia antes de que consiguiese su lúgubre objetivo.

Mientras tanto, en lo más alto de la torre de astronomía, una joven bruja intentaba reprimir sus sollozos: no quería tener allí de repente a Minerva, Snape, Filch y para colmo Umbridge como maestra de ceremonias. Había vertido en una copa de vino el contenido del anillo para beberlo, pero no se sentía segura de no arrepentirse justo después de dar el trago fatal. A pesar de que su hermano le había asegurado que la sangre sucia no sentiría apenas dolor al morir, Pansy no las tenía todas consigo. Matar no era fácil, pero disponerse a morir tampoco. Además tenía demasiado fresco en la mente el tiempo pasado en la enfermería por haberse intoxicado accidentalmente. No quería que el veneno fallase y la dejase destrozada por dentro para los restos de su triste vida e impedida para volver a intentarlo... pero eso podía pasar, se dijo sintiendo que la recorría un sudor frío.

Nunca apuestes contra un MalfoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora