Dolor

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No, no, no, no, no podia ser posible, ¡No!
¡Tenía que evitarlo! ¡Hizo todo lo posible por que no se hiciera realidad! ¿¡Cómo puede estar pasando!?
Sin importarle en lo mas mínimo mantener la elegancia pego la carrera, directo a casa, directo a donde su cachorro, "falló" en la misión que el señor le dio.
En realidad pasó la información de la misión y todo salió mal. Se supone que se arriesgaba así para que esto no pasara, ¿¡entonces por qué demonios pasaba de toda maneras?!
Tan rápido cómo pudo se metió a la chimenea, sólo para aparecer en la mansión.

Apenas llegó lo escucho. Un sollozo.

-¡Draco! -sin decir más corrió escaleras arriba, sabía dónde estaba, el aroma en el aire le decía quien había estado en su mansión. El señor había estado ahí, lo sabía, el aroma frío y penetrante parecido al de un animal que acaba de morir lo delatava, el ácido aroma en conjunto de Bellatrix sólo se lo confirmaba, estuvieron ahí, y sabía que habían hecho, cómo también sabía quienes seguían ahí, por fortuna era quienes necesitaba.

Lo encontró, ahí en el piso, su cachorro.....estaba llorando apretando su brazo contra su pecho, aferrándose a Barty que desesperadamente intentaba distraer a Draco mientras Severus trataba de atender su brazo, la marca dolía, dolía cómo un demonio cuando era puesta, quemaba cómo fierro ardiente contra la piel, y así seguiría por unos días, con oleadas de dolor en lo que se concreta la unión mágica.

-¡DRACO! -Lucius corrió a donde se cachorro.

-¡PAPÁ! -respondió Draco, abrazando fuertemente a su padre cuando esté lo estrecho contra su pecho, consolado a su cachorro.

-¿Que pasó? -preguntó Lucius viendo a Barty y a Severus.

-El señor se enojo por tu reciente fallo, diciendo que esta era la forma de compensar tus errores.

-¡Intentamos detenerlos pero loquita-Trix se interpuso!

Lucius gruñó con sus ojos brillando

-¡Duele! ¡Duele mucho!- se quejó Draco abrazandose a su padre.

Lucius centro su atención en su hijo, su cachorro, lo más preciado que tenía, que ahora pagaba los errores de su padre....era igual que Abraxas. Ese pensamiento le partió aún más el corazón, ¿tan desagradable y egoísta era que no se dio cuenta? ¡Se había prometido no ser cómo él! ¡Una persona tan fría y amargada que era incapaz de ser reconocido cómo padre! ¿Tan horrible era? Que su cachorro haya sido tratado así por su culpa sólo lo confirmaba. ¿¡Cómo podía ser así de descuidado?! ¡A él le importaba Draco más que su propia vida! ¡Y ahora pagaba una cuota que no era suya! ¿¡Como podría perdonarse eso?! No, no, no, ni estaba bien.
Tomó con cuidado el brazo de su cachorro, y cerra los ojos. Tomaba el dolor de su hijo. Era un precio justo, el lo ocasionaba, el lo tomaba. Dolia demasiado, no pudo evitar sentir sus ojos brillar.

-Papá, para- le pidió Draco pero Lucius sólo le tomó el brazo más fuerte, no dejaría a su hijo sufrir- ¡basta, papá, para! ¡Por favor!

-Deja, Draco- pidió Lucius- sólo dejame hacer esto.

-No lo necesito, ¡puedo soportarlo!

-¡Yo no quiero que tengas que lo soportes! -exclamó desesperado Lucius tomando los hombros de su hijo, dejándolos frente a frente- ¡No se suponía que tuvieras qué soportar algo así! ¡Y no me quedaré sentado viendo cómo pagas mis errores!

Lucius volvió a abrazar a Draco con fuerza, Draco abrazo igualmente a su padre.

Severus y Barty intercambian miradas, si algo adoraba Lucius más que su propia vida (y cabello) era a Draco, al punto que podía aceptar que el cabello del niño era más bonito que el suyo, y así tuviera que cortarse el cuello el sólo si eso significaba la felicidad y seguridad de su hijo.

Aullidos a la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora