Alerta.

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-¿estas seguro que estás bien?

Por quinta vez preguntó Pansy.

Draco no podía irritarse con la preocupación de su amiga, después del encuentro con Potter en los baños todo se había venido abajo. Estaba más atento, agresivo y ansioso, más de una vez esa semana Blaise había evitado que alguien viera sus colmillos, en el gran comedor cuando uno chico de grados mayores le irritaba, no se dio cuenta cuando ya tenía los colmillos fuera, afortunadamente el chico tampoco pero Blaise si que se dio cuenta. Su mandíbula iba a cerrarse sobre el brazo del chico cuando el moreno empujó en su boca un muffin de calabaza, alertando a Draco de sus colmillos y garras.

Pansy ya también había tenido que salvarlo de mostrar sus ojos y garras, otra provocación directa, donde Pansy tuvo que intervenir, tomando la cabeza se Draco y jalandolo a un abrazo, donde, una vez teniendo su cabeza en su hombro, le susurro que sus ojos estaban brillando. Cómo también había tomado de improvisto sus manos, haciéndolo percatar de las garras en sus dedos, conclusión: estaba fuera de control.

Estaba con los nervios crispados, ningún lugar era seguro, su padre ya no podía venir en luna llena, eso le era el doble de estresante, pasó de estar con Lupin y con su padre a estar solamente con Severus y Barty, no se quejaba, pero extrañaba a su padre y (aunque jamás lo admitiria en voz alta) a Lupin.

Su hogar ya tampoco era terreno seguro desde que el señor oscuro decidió que era una bonita morada para quedarse y ocultarse con todos los demás mortífagos, y eso incluía a quien le ponía los nervios de punta: Fenrir Greyback.

Lucius estaba particularmente agresivo con la presencia del nuevo licantropo en su hogar, no necesitaba contexto cuando lo sabía se sobra: el había mordido a Lucius.

Lucius siempre tenía a Draco a su lado, planteándose siempre el entre su hijo y Greyback, sin dejar de gruñir, aunque Greyback jamás hizo ademán de acercarse a Draco, cuando tenía la atención del licantropo se sentía como un lobo acorralado, y con razón, aunque odie admitirlo, el era un cachorro mientras el otro era un adulto hecho y derecho que podía arrancarle la yugular apenas iniciará la pelea. Eso sólo lograba que se pegara más a su padre y prácticamente se escondiera detrás de él, o de Severus o Barty, quien estuviera más cerca.
Las reuniones en la mansión eran cada vez más comunes, se sentía un intruso al siempre tener que estar alerta a todo. Barty estaba en colegio, todo el tiempo, con Severus, eso le daba cierta calma. Sus amigos estaban cerca y su tíos y padrino estaban cerca, ese pensamiento era el que usaba para forzarse a dormir.

-Estaré bien, Pansy.

-Si tu lo dices.

Pansy, Draco y Blaise salieron del comedor dirigiéndose a la sala común, se estaba también volviendo intolerante a tantos aromas juntos por mucho tiempo.

****************

Neville estaba caminando por el pasillo, sin percatarse de que Rabastan había dejado su puesto de la alturas y trataba de alcanzarle. Con una pequeña bolsita en manos.

-¡Petrificus totalus!

El hechizo salió de la varita de Harry para dar con un hombre vestido de negro que seguía de cerca a Neville. Quien volteo de golpe

El hombre cayó tan secamente que por segundos temió que se hubiera fracturado algo. Pero dejando eso de lado, sacó su varita y se acercó empuñandola en alto, cuándo se acercó lo suficiente pudo ver el rostro del hombre.

-¿¡Rabastan Lestrange?! -exclamó sorprendido, entonces le apuntó con la varita al cuello- ¿¡que querías con Neville?! ¿¡Los mortífagos lo están buscando?! ¿¡Pará que lo quieren!?

Aullidos a la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora