RESACA.

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CAPÍTULO XVI🌹








Olvidé la última vez que me sentí vivo, lo que se sentía salir de mi zona de confort y disfrutar un poco de las cosas tan Banales que la vida nos ofrece. Sentir el aire fresco, la risa de los niños, el olor a comida callejera y algodón de azúcar. En efecto había sido una tarde muy tranquila y reconfortante para mi mente, después de ese suceso tan horrible que tuve mis sentidos estaban afectadas por pequeñas secuelas.

Mire por el espejo observando al pequeño dormir entre los brazos de Bella, esa imagen me hizo un nudo en la garganta que amenazaba con quemar si no hacía algo para deshacerlo. Carraspee para ahuyentar ese sentimiento que tanto me enfermaba.

Entramos al departamento.

—Llevare al pequeño a mi habitación—Solo asentí.

Serví un poco de Whisky del mini-bar mientras me encamino hacia mi habitación donde dejó el vaso medio lleno en uno de los muebles. Me despojo de mis prendas sin importarme poco donde las dejo despilfarrados, enciendo la ducha donde mi cuerpo de empapa por el agua llevándose la suciedad de mi piel.

Entonces cierro los ojos.



Su pequeña cara entre mis manos mientras me dedico a observar cada detalle, esa mirada que prometía promesas vacías y sonrisas falsas. Su cabellera rojiza revoltosa y las pequeñas pecas esparcidas, era feliz de verla y tenerla siempre entre mis brazos.

Los días llenos de regocijo, palabras sobrantes carentes de sentimiento. Ella era mi felicidad como mi destrucción, todo al mismo tiempo. Mirarla reír era mi mejor Gobi porque me hacía soñar una vida de fantasía, algo irreal fuera de la realidad.




Los abrí encontrándome de nuevo en el mismo lugar, la vida a veces nos tiene preparada cosas distintas. Así como la gente llega se va, dejándonos una lección, un ejemplo, una anécdota una enseñanza para el resto de nuestras vidas. Cerré la llave donde pequeñas gotitas caían para terminar desapareciendo, enrolle mi desnudes con la toalla sentándome en el borde mi cama.


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Abrí la puerta con cuidado de no hacer ruido, las plantas de mis pies rozaban con lo suave de la alfombra. Trace la vista por las blancas sabanas donde dos bultos se cubrían debajo de ella, cubrí con la manta los pequeños pies del pequeño quien se empeñaba a buscar algo de calor. Mirarlos de esa forma me torturaba demasiado a la vez que era placentero porque me hace ver algo que estuvo cerca de mi realidad.

La miré dormir plácidamente y me preguntaba ¿Cuántas noches tuvo que pasar hasta dormir con tranquilidad? ¿Cuánto tiempo pasó en ese lugar? ¿Qué la orilló a llegar a trabajar en ese lugar? Miles de preguntas sin respuestas era lo que albergaba mi mente pero desaparecieron con un solo chasquido de dedos cuando noto una moradora en su brazo izquierdo el cual roce con la yema de mis dedos ocasionando que la persona se removiera. Entonces el recuerdo me golpeo sin aviso, esas marcas encajaban perfectamente con el tamaño de mis dedos, el abismo de furia y vergüenza me invadieron.








LA VIDA EN ROMA| JEON. JKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora