III

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El clima era agradable, el viento soplaba suave contra sus rostros. La primavera casi terminaba, cada vez faltaba menos para alejarse de todo.

Durante esos meses su cariño se había reforzado, Jungkook no creía poder estar más enamorado de Jimin, y viceversa. Su amor era tan puro, no habían segundas intenciones, todo lo que necesitaban era estar juntos para ser felices.

No importaba cuantos abrazos se dieran, siempre se sentía como la primera vez.

Se veían en su escondite de siempre o en casa de cualquiera de los dos, no era raro para ninguna de las familias ya que estos siempre habían sido amigos, ambos se aprovechaban de eso, solo tenían que ser cuidadosos para no hacer sospechar a sus padres.

Esta vez Jungkook quiso acompañar a Jimin a su casa, cuando estaban cerca se detuvieron en el viejo establo de los Sander. Observaron a su alrededor para asegurarse de que no hubiera nadie que pudiera verlos.

Se tomaron de las manos, por alguna razón no podían parar de sonreír.

Y en ese momento Jungkook lo encontró tan hermoso, Dios, era tan afortunado de tenerlo que no pudo evitar acercarse a él.

— Voy a besarte, detenme si no quieres que lo haga —sus rostros estaban más cerca que nunca e incluso estando de esa manera, no pudieron encontrar ninguna imperfección en el otro.

— Hazlo —susurró Jimin, podía sentir el cálido aliento de Jungkook como aquella vez que intentó calentar sus manos, solo que ahora lo sentía sobre sus labios.

Jungkook acortó la distancia y lo besó, fue un simple roce, sus labios solo estaban unidos pero ellos podían sentir todo. Ahora no había más dudas, no había arrepentimiento alguno porque no había manera en el mundo en que esto fuera incorrecto. Estaban juntos y eso era lo único que estaba bien, estaba seguro de que Jimin era su alma gemela, estaba seguro de que Dios los había unido y que amarse no era un pecado. Todo estaba bien ahora.

Sus labios comenzaron a moverse, al igual que todo en sus interiores, la sensación de sus labios juntos era indescriptible, ambos eran torpes, pero a ninguno le importó, no cuando se querían de esta manera.

Cuando se separaron no podían creer todo lo que sentían, unieron sus frentes sabiendo que esto era lo correcto.

— Te quiero —susurró Jimin.

— Te quiero —respondió de la misma manera, deseando poder decirle que en realidad lo amaba.

Jimin quería decirle que también lo amaba, pero escuchó el rugido de un motor, sabía que era su padre y temía que los viera.

Ambos se separaron con la promesa de verse al día siguiente.

Jungkook esperó a lo lejos a que Jimin entrara a su casa, no pudo evitar soltar un suspiro enamorado. Quería ver su rostro una última vez, así que se quedó viendo hacia la ventana de la habitación de Jimin, esperando que este se asomara como de costumbre.

Y así fue, Jimin abrió las cortinas y miró hacia donde yacía Jungkook de pie al otro lado de la calle. Ambos sonrientes levantaron su mano en señal de despedida, tal vez sería la última vez que pudieran despedirse de esa manera.

between lovers | kookmin/jikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora