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Al día siguiente Jungkook recibió la noticia.

El padre de Jimin lo había mandado esa misma mañana a Múnich.

Su mundo se vino encima, sus padres lo odiaban, todos se oponían a su amor. Pero lo que más le dolía es que hayan separado a Jimin de su lado. Él lo amaba, ¿por qué era tan difícil entender eso?

Las lágrimas no paraban de rodar por sus mejillas, ni siquiera pudo ver a Jimin por última vez, ni siquiera pudo despedirse de él.

Quería huir, quería ir a Alemania para estar a su lado pero sus padres lo habían encerrado en su habitación. De pronto el dolor fue casi reemplazado por la ira.

¿Cómo sabían ellos de su relación? estaba seguro de que no lo habían visto con sus propios ojos, los habrían matado justo en el momento. Entonces ¿quién se los dijo? necesitaba saberlo, necesitaba culpar a alguien además de a sus familias, le arrebataron lo que más quería en el mundo.

Ese día lo dejaron salir solo para ir al instituto, todos lo miraban juzgandolo, a estas alturas todo Sighisoara sabía de lo suyo con Jimin. Quería ver a Namjoon y saber si podía confiar al menos en él, porque no importaba si todos los demás lo juzgaban, si tenía el apoyo de su mejor amigo todo iría un poco mejor.

Pero cuando lo encontró se dio cuenta de que algo andaba mal, su mirada reflejaba algo que no lograba descifrar, tal vez fue un shock muy grande para él enterarse de todo. Casi corrió hacia él desesperado.

— Namjoon dime que no me darás la espalda por favor, ni a mi ni a Jimin.

— Jungkook-

— Por favor, eres lo único que me queda —las lágrimas comenzaron a salir, todo era demasiado.

— ¿De qué hablas?, ¿dónde está Jimin?

— Su padre lo mandó a Múnich, lo alejó de mi.

De pronto Namjoon pudo estudiar mejor el rostro de su amigo, casi morado en su mayoría, hinchado y húmedo por el llanto. No podía creer que él era el causante de todo esto.

— Por dios qué les he hecho —dijo más para sí mismo— yo no quería que esto pasara.

— ¿Qué sucede?

— Jungkook perdóname por favor, te juro que no sabía que esto pasaría. No pensé bien las cosas y ahora ve lo que he hecho-

— ¿Qué fue lo que hiciste? —no quería siquiera pensarlo, no podía ser.

— Fui yo quien le dijo a mis padres que ustedes estaban juntos —dijo Namjoon con una opresión en el pecho.

Si antes se sentía miserable, ahora sentía que ni siquiera podía respirar. Su pecho se infló de coraje.

— ¿Tú hiciste qué? —preguntó con odio.

— Perdóname, yo los vi en el establo y se lo comenté a mis padres. Yo no sabía que ellos les contarían a los suyos, yo no tenía idea de que esto pasaría, tienes que creerme —intentó tocar el brazo de Jungkook pero este lo aparto bruscamente.

— Nos han separado por tu culpa y eso nunca te lo voy a perdonar. Te odio.

Jungkook salió del aula hacia aquel lugar de siempre, quería escapar de todo. No sabía cómo podría seguir adelante cuando toda su vida se desmoronó en un segundo. Quería estar con Jimin, pero sabía que nunca lo volvería a ver.

Pasaron días, semanas incluso, pero seguía sintiéndose como si le hubieran arrancado el corazón sin más. Solo iba del instituto a su casa. Su vida era tan vacía ahora.

Namjoon trató de acercarse, pero él no quería esuchar. Lo odiaba y siempre lo haría. No podía perdonar al responsable de todo esto, su mejor amigo lo había traicionado. Sabía que para Namjoon sería algo difícil de asimilar, pero jamás pensó que haría algo como esto, sabía que con el tiempo él sabría entenderlos y los apoyaría. Que equivocado estaba.

Pero luego uno de esos días en los que regresaba a casa, decidió cambiar de camino. Sus pies lo llevaron hasta la casa de Jimin, en donde sabía de sobra que no lo encontraría.

Miró su ventana, esa en la que muchas veces lo había visto levantando su mano hacia él. Esa en la que muchas veces se había dedicado a verlo a él, sólo a él.

Pasaron largos minutos en los que la observó con añoranza, fue feliz. Quería inmortalizar la imagen de aquella ventana, su cómplice.

Sacó una hoja y sus viejas acuarelas, comenzó a pintar aquella vista frente a él. Si ya no tenía nada, al menos quería hacer esto.

Y esa siguió siendo su rutina durante mucho tiempo, iba ahí cada día y pintaba lo mismo que el día anterior. Lo hacía sentir un poco menos miserable.

Pintó esa misma vista una y otra vez, la pintó tantas veces que se la sabía de memoria. Quería recordarla siempre, aunque todo sería mejor si Jimin estuviera asomado detrás del cristal.

between lovers | kookmin/jikookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora