They say he likes a good time.

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Noriaki Kakyoin ha escuchado toda clase de rumores de él, de Jotaro Kujo. Todos en el instituto saben quién es.

Desde su chaqueta de cuero negra con una gran cadena dorada colgando de ella, sus fieros ojos celestes, su mandíbula bien definida hasta su temperamento irascible junto a una reputación de "bad boy" que hacía a todas las chicas y algunos chicos de la escuela babear por él.

Kakyoin era uno de ellos.

Conocido por ser un playboy que sólo conseguía parejas de una sola noche, en todas las fiestas se rumoraba sobre quién seria la afortunada o el afortunado que seria acompañante de Jotaro, dado que no era secreto que el rebelde de la escuela era bisexual, todas sus parejas eran conocidas por ser extremadamente atractivas.

Desde Rohan Kishibe hasta Jolyne Giovanna ojos verdes y cuerpos esbeltos, ó Caesar Zeppeli y Lucy Steel con sus bellas facciones.

Noriaki, con sus ojos violetas cubiertos con sus gruesas gafas y su cabello rojizo siempre peinado prolijamente no representaba en nada a los gustos de aquel, con lo que se conformaba con mirarle a la distancia. Después de cada fiesta él escucharía quien fue el afortunado en pasearse de la mano de el pelinegro y después estaría deseando ser él.

Además, la reputación de Jotaro Kujo "Jojo" se extendía hasta las afueras de la escuela donde algunos padres les advertían a sus hijos sobre no juntarse con el joven y sus hijas de no caer en las garras de ese delincuente. Su madre era una de las que advertía a su hijo de alejarse de él porque "las malas compañías te echan a perder."

Noriaki, en vez de sentirse intimidado con dichos rumores y advertencias, se sentía cada vez más irremediablemente atraído por el rebelde de cabello negro rizado. Mirándole a la distancia no podía dejar de pensar en cómo sería la sensación de esos fuertes brazos sosteniéndolo de las caderas, o cómo se escucharía su voz hablándole en el oído.

Su amiga, Reimi, le había intentado convencer de dejar su enamoramiento imposible con él y fijarse en alguien diferente, molesto con ella le había dicho que era su vida y que haría lo que fuera necesario para hacer a Jotaro Kujo suyo. La pelirosa a regañadientes le había dejado en paz y aunque se sentía mal por ser tan cruel con su amiga no podía evitarlo.

Estaba obsesionado con llamar la atención de aquel chico, necesitaba convertirse en alguien digno de la atención de Jotaro, y no dudaba en lograrlo. Tenía que hacer que él cayera ante él. Si sería algo que solamente podría disfrutar una vez haría que valiera la pena.

Había decidido que el primer paso para llamar su atención era romper todos aquellos estereotipos que se habían construido a su alrededor.

Porque si bien Jotaro Kujo era el chico malo del instituto, él era todo lo contrario, estudiante destacado y el favorito de los maestros, todo el mundo le consideraban demasiado bueno como para acercarse a alguien con la reputación del pelinegro.

Para eso había pensado en un sencillo plan de tres pasos.

1. Cambiar su imagen, estaba consciente que con sus pantalones verdes, acompañados de un chaleco de cuadros junto a una camisa de rayas y sus lentes que le ayudaban a ver y al mismo ocultar sus cicatrices con maquillaje contribuían completamente a ser algo no grato a la vista.

2. Llamar la atención de aquel rebelde sería la parte más difícil, lo más lógico sería intentar acercarse a él durante una fiesta o de lo contrario, hacerlo durante las clases. Pero esto implicaría hacer que sus notas bajaran.

3. Hacer que le diera un beso. Si Jotaro Kujo le besaba se acostará con él sin importar que solo sea una aventura de una noche.

Al final de cuentas él también quería eso y su futuro corazón roto no iba a impedírselo.

My Oh My «Jotakak» Donde viven las historias. Descúbrelo ahora