Capitulo III

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Camina, encogida en su blusa blanca holgada, un short y sus zapatillas usuales. Lleva el cabello suelto, por mera despreocupación en que alguien pudiese verla. Las ondas del mismo son voluminosas y sedosas cayendo juguetonas por sus escuálidos hombros en cascada, pero Daphne no es fanática de las hebras rebeldes que lo conforman por la mañana al despertar.

Al llegar al comedor, se detiene en seco; es muy tarde para retroceder o pensar en retornar a su habitación. El único habitante en el inmenso comedor de al menos doscientas mesas, es Harry y su «amiga» Hally. La joven los mira, pasándose microbios por la boca en un repugnante beso escandaloso y le extraña que no hubiese más personas, considerando lo mucho que le gusta a Hally Cunningham exhibir su mercancía. Los aborrece. Incluso se llaman similar: Harry y Hally. Daphne debe retirarse antes de vomitar pero no lo hace, entra al comedor a paso prometedor y confiado como toda una ex novia que es, demostrando poder luego de una ruptura casual.

Al pasar por el costado de la escena libidinosa, ambos besadores se ven interrumpidos y separados para ver a la intrusa pasar sin culpa hasta la barra dispensadora de golosinas. Daphne introduce un dólar por la abertura lateral y marca en el teclado numérico para obtener su compra. Saca por la rejilla inferior una bolsa de galletas y mira por la colilla del ojo a la pareja que la escudriña, pasa hacia la barra y pide un café mediano mientras mete las galletas a su bolsillo.

-Buenos días-murmura a la servicial señora entregándole el dinero y ésta le sonríe de regreso. Respira hondo antes de girarse y enfrentar a la feliz pareja a tan sólo unos metros.

Harry la mira, aunque Hally no tan gratamente como él. Sus piernas largas y tersas se ven despampanantes al descubierto y a merced de los ojos de Harry. Le encanta verla con el cabello suelto, se ve más salvaje y a la vez seráfica, cubierta por las rebeldes hebras de magnífico color brillante.

Siente un leve apretón en su mano por parte de Hally como signo de protesta, pero le es imposible apartar su vista de Daphne, quien con un pestañeo le obsequia una infantil mirada y la ve disiparse por las puertas del comedor con un caminar de vals impresionante, siempre tan relajada, andando con el viento.

-Harry-chilla Hally colocando su mano en la mejilla del joven para así atraer finalmente su atención robada.

-¿Me disculpas? Debo... Ir a... Te veo luego-balbucea alejándose despacio por entre las mesas. Sale del comedor y busca con la mirada la figura esbelta y delicada que espera ver caminando por el corredor con ese ritmo tan pacífico. Va por la derecha, dispuesta a subir las escaleras hacia el dormitorio de chicas. Harry echa a andar apresurado, haciendo resonar sus zapatos deportivos en el encerado piso hasta que el incesante e insistente ruido atrae la atención de Daphne.

Ella frunce el ceño al mirar de quién se trata y por un segundo piensa en huir por las escaleras, pero sabe de más que no es rápida y mucho menos ágil, a diferencia de Harry: campeón invicto en la clase de deporte en la sección de carreras sobre tierra y pavimento. Una luz imaginaria ilumina la puerta del baño con el cartel de mujer; abre la puerta sosteniendo con fuerzas el café entre sus dedos y se introduce en el interior del recién limpiado tocador.

«Harry no puede entrar aquí ¿verdad?» Se pregunta con recelo. Y se mira al espejo con una sonrisa creciente de lado: «Por supuesto que puede» ríe, admirando el grandioso trabajo que hizo con sus dientes esta mañana «Nada detiene el tren Styles» susurra en su mente, como si los pensamientos pudieran escapar de su cabeza y justo en ese momento la puerta se abre abruptamente contra la pared dando paso a Harry, perdido por un segundo y satisfecho al otro, cuando la localiza. Ambos en silencio.

-Sabía que no eras bueno escuchando, pero no leyendo. Este es el tocador de mujeres-dice agriamente rompiendo el silencio. Harry exhala, cansado por correr y exhausto por el modo defensivo que se ha ganado con Daphne.

-¿En verdad seguirás tratándome así? No tiene caso si vamos a estar juntos estos últimos días-responde.

-¿Crees que mereces un mejor trato después de lo que hiciste?-ladra ella, cruzandose de brazos encima de su estómago.

-No.

-Entonces no me exijas más de los límites, Harry. ¿Podrías irte?-pide señalando la puerta.

-Sólo dime algo...-da unos cortos pasos vacilantes, hasta entrar en el espejo que provoca el reflejo de los dos.

-¿Qué?-suelta brusca, mirando en la misma posición a su interlocutor.

-¿Conseguiré que me perdones algún día?-susurra Harry con voz aterciopelada y Daphne maldice en su interior haberle revelado años atrás lo que provoca ese tono de voz en ella cada cuanto lo emplea.

-Deja de hablar así.

-¿Cómo? Estoy hablando normal-esboza una minuciosa sonrisa.

-Sabes a lo que me refiero, Styles.

-Bien, bien-adopta su tono nuevamente-Pero aún quiero una respuesta.

Daphne mira los ojos de Harry, intentando descubrir una trampa oculta, el trastorno del plan, aunque sea una mentira piadosa entre sus palabras, pero sólo ve un brillo singular, que desde que lo conoció, adora y ahora añora pero aborrece al mismo tiempo.

-No lo sé. Eso depende de ti-musita, bajando la mirada. Ella puede perdonarle ahí mismo, pero no quiere ser lastimada de nuevo y no por el mismo chico.

-¿De mí? Pero si no puedes si quiera verme en pintura porque tu humor recae redondito-prorroga la última palabra, causando gracia no expresada en Daphne.

-¿Cuál es el punto de ésta discusión?-pregunta interesada.

-Quiero demostrarte que lo lamento, muchísimo Daphne, y que podemos al menos llevarnos bien-dice, buscando la mano de ella y acercándose inconscientemente.

-Estás llevando este momento a algo más que tus palabras-aparta la mano con sequedad-Casi me convenciste con ese discursito.

-¡No! Escucha... Daphne, por favor-resopla. ¿Cómo hacerle entender que dice la verdad? Pero es que se muere de ganas por besarla y es inevitable no tocarla mientras está tan serena.

-Me voy-hace un intento fallido por salir, siendo atrapada y catapultada por los brazos de Harry a su anterior lugar. Hace a su nariz arrugar disgustada, intentando escapar de su agarre.

-Escucha...

-No quiero escucharte-interrumpe.

-Pero si tú tan sólo..

-¡Déjame salir o gritaré!-advierte.

Harry rueda los ojos y cerrándolos con fuerza después, consciente de que se ganará una paliza, acerca su rostro al de Daphne. Apreta su cuerpo contra el de ella retrocediendo hasta que los lavabos le detienen, para finalmente mimar los labios de Daphne.

Ridícula Hally Cunningham! Espero que les esté gustando tanto como a mí el desarrollo... Comenten y den like! :)

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