Capítulo I

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Noviembre, Viernes 23

Su humor se refleja en el gris y deprimente cielo. La tarde está lúgubre, el sol ha desaparecido tras una espesa capa de nubes grises, el viento es cortante e impregna la atmósfera de un frío húmedo que presagia el invierno. Se estremece cerrando de un brusco jalón las cortinas del ventanal panorámico en el fondo del imponente salón, dominado por un enorme sillón Cheslong negro de cuero y una mesa de cristal moderna. Mira a través del perímetro, examinando los metros cúbicos que hay; hasta que su mirada se topa con unas piernas andantes, entrando al salón.

Con lentitud, va recorriendo el cuerpo con sus ojos en un escudriño teatral. Lleva jeans desgastados, que detonan el tiempo que su dueño los custodia; una camisa abierta a cuadros sobre una negra para cubrir un aparente torso de nadador. Rasgos tensos, mandíbula apretada encarando unos labios rosados y rellenos incitantes a probar con la ilusión de poseer la suavidad de un cojín real de plumas, cuyo propietario sólo puede ser la reina. Un par de ojos grandes fundidos con verde donde parece que el mismísimo Picasso demandó una de sus obras más preciosas y finalmente su cabello, castaño y turbulento, como un mar picado por el tránsito de un barco rompiendo las tranquilas aguas en dos. Parpadea, obligándose a disipar un puñado de pensamientos incoherentes que bullen su cabeza cuando lo tiene en frente.

-Llegas tarde-recita, mirando espesamente esos ojos profundos y brillantes como una esmeralda, a la vez que él observa los suyos, grandes, demasiado para su delicado rostro inmaculado pero que la cantidad y distribución de la melanina en el iris da el perfecto tono de gris con anillos plateados en sus ojos.

-Ni al caso discutir la hora en este momento-puntualiza él desviando la mirada a una puerta paralela, mientras muestra con su mano el camino.

Espera a que ella le siga, con una mirada prometedora. Enseguida ambos entran en la reducida habitación.

-¿Trajiste lo que te pedí, Harry?-pregunta. La expresión perdida del joven la deja especular lo suficiente y rueda los ojos, orgullosa de su intuición preventiva.

-No-corta él, con despreocupación.

-Supuse eso-gruñe, desmontando de su hombro su bolso y sacando de él su iPod junto con dos pequeñas cornetas que funcionan como amplificadores. Harry le mira ensimismado.

«¿Cómo hace para tener todo planeado?-piensa-Nada se le escapa de las manos»

-Te quiero en la esquina, junto al espejo-ordena ella dándole una mirada por encima de su hombro en tanto se cerciora de que la música se reproduzca correctamente en automático.

-¿Me vas a castigar?-susurra para sí mismo, pero Daphne llega a escuchar su comentario. Se vuelve a su acompañante y lo fulmina con la mirada.

-Apenas empezamos, Styles. No te pongas chistosito desde ahora-le pide. Harry esboza una sonrisa divertida por el carácter de ella una vez se gira. Se para en la esquina, como le fue indicado y la mira, inclinada sobre la mesa absorta en su tarea, hasta que ésta le mira.

-Mis ojos están aquí arriba-dice con sequedad, haciendo que los ojos del joven suban precipitadamente hasta los de ella, observando con furibunda molestia en su dirección.

-¿Empezamos de una vez?-protesta Harry intentado mitigar el humor de Daphne. Ella suelta un respingo y camina hacia él. Acciona, con un botón en el pequeño mando entre sus dedos, la música y lo lanza a una pila de mantas cercanas. Mira a Harry inexpresiva y suspira resignada. Tiende su mano con la palma abierta y los dedos grácilmente extendidos, él cubre la pálida piel de ella con la de su mano más grande y con la interpretación del piano y el violín juntos llenando la habitación por los altavoces en un dúo, inician a bailar.

-Coordinate, Styles-dice entre dientes al sentir un pisotón sobre su pie, apretando el converse contra piel.

-Es difícil contigo gritando-se defiende.

-¿Gritando? Sólo te dije-lo mira ceñuda. Ambos girando alrededor de la habitación con cuidado de no tropezar con las cosas situadas en ella. Sus manos juntas en un extremo, la libre de Harry postrada en la cintura de ella y la libre de Daphne tomando sutilmente el hombro de él.

-Siempre gritas-protesta.

-¿Sabes? Mejor cállate y baila-sentencia y añade, moderando al nivel de los susurros su voz:-Intenta hacer tus pasos más lentos. Debes ir al mismo ritmo que yo.

Harry no habla, simplemente lo hace y sus acciones dan frutos rápidamente. Sus pies danzan en armonía y no hay pisotones en medio que interrumpan el orden. La música flotando y guiando la coreografía mientras abraza los oídos de ambos jóvenes. Daphne mira a un lado, ignorando deliberadamente la atención de Harry en ella. Por el contrario, él la estudia sin vergüenza o disimulo. La mira fijamente, su mejilla expresando su suavidad con unas imperceptibles pecas traslucidas, su cabello pigmentado de chocolate atado en una cola de caballo pero dejando en libertad a unas cuantas hebras. Sus pestañas largas y firmes apuntando hacia lo alto, en cada pestañeo ocultando el brillo de sus ojos. Labios pálidos, que le dan una grata invitación a enrojecerlos con una mordida o un beso apasionado y ahogado. Agita la cabeza, dispersando sus pensamientos y estableciendo nuevamente el objetivo de lo que está haciendo: «Aprender a bailar para Hally, mi Hally»

Hola! Mi nombre es Génesis y espero que les guste mi novela. Es la primera que termino, así que no maten mi motivación antes de empezar. Espero que les guste mucho. Verán inspiraciones exteriores en varias partes y son bienvenidas las sugerencias y criticas. Además de conceder unos inmensos agradecimientos a mi amiga @larryflowerss por presionarme y ayudarme. Les dejo mi twitter: @gard1808 y mi ig es el mismo. ¡Disfruten, comenten y den like!

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