El principio del fin

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En medio de la sala de baile, me encontraba acostado en medio del suelo. Recuerdo haber caído. Sigo recostado. Puedo ver a la gente pasar por la sala, pero nadie llega a verme. Tal vez está muy oscuro, puede ser por la falta de electricidad que nos abarcó está tarde.

Alcanzo a ver las velas que colocaron en el inicio de la escalera, es brillante y alcanza a iluminar unos diez escalones. Tengo frío. Apenas puedo sentir mi cuerpo, si no es porque siento la brisa que entra por la ventana, me creería agonizando. Tal vez lo estoy haciendo.

Me levanto y me dirijo a la ventana, me ha costado trabajo moverme, algo me hace sentir mi cuerpo pesado, incluso siento mi cabeza llena de cosas, aún no sé que sucede. Abro las cortinas y logro escuchar un crujido que viene de atrás. Dirijo mi mirada hacia el lugar, noto que la vela se ha apagado. La observo fijamente por unos segundos, del umbral ha vuelto a prender. Su brillo es incluso, más intenso ahora.

Una vez en la ventana veo una flor que aparece en el jardín, no es grande o hermosa, realmente parece pequeña y frágil. Quiero ir a verla, pero estoy igual que ella. Indefenso y frágil.

-No olvides llevarlo también- Escucho una voz a lo lejos, pero no logro reconocerla.

-Iré inmediatamente-

Un hombre vestido de gala se acerca a mi. No puedo reconocer su rostro. Extiende su brazo y hace una seña para que lo acompañe. Me niego. Se vuelve y espera unos segundos esperando mi reacción, pero hago lo mismo. Toma aire y continua.

-La señora quiere verlo ahora, están todos arriba esperando su asistencia-

-¿Quién me busca?-

-Todos quieren conocerle-

El hombre lanza una sonrisa, trago saliva y decido acompañarlo, las escaleras tienen dos curvas que dirigen a dos lados, me lleva por la a derecha e interviene para comentar algo.

-Debemos ir por su ropa, no puede ir vestido de esa manera-

Entramos a una habitación con un largo ropero, pero en el gancho detrás de la puerta ya hay una ropa preparada. Es un traje color azul marino, pero no es uno normal. Tiene pliegues en las mangas de la camisa, así como un cuello del mismo tipo, la camisa es color hueso, el resto del traje es un chaleco decorado con incrustaciones doradas al igual que el pantalón. Me da tiempo que me lo coloque. Apresar de mi no muy alta estatura creó que me ha quedado a la perfección. Parezco duque.

-Ya debemos salir-

Entramos a un salón con mucha gente, todos están parados y tienen ropas parecidas a las mías. Puedo sentir sus miradas en mi. Puedo escuchar sus murmullos. Me siento extraño. No estoy donde debería de estar, pero cuando pienso que podría ser un sueño, noto que una señora me esta observando.

-Ve hacia la mesa, debes presentarte-

Camino entre los invitados hacia la mesa, la misma señora que estaba mirandome es quien me llama. Me acerco a ella. Por la apariencia que tiene creo que es una señora grande, por lo menos ya no es joven. Examina mi ser. Siento que esta leyendo mi alma. Toma una copa y la toca tres veces con un cubierto. La gente se calla y todos voltean hacia nosotros.

-Ha llegado, ha vuelto, ha regresado la hora de disfrutar, pues está noche es el último momento de su vida, y también de su muerte. Una vez que el sol salga, su alma se convertirá en cenizas...-

Una Noche SilenciosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora