El lago de lágrimas.

26 3 0
                                    

Observo a la criatura, observo lo que hace, puede tener tres cabezas, pero sólo puedo sentir un alma.

Sus ojos me miran petrificantemente, y hago lo mismo con los mios.

Y llegó.

Me hundí en su mirada, y pude viajar al centro de su mente, es una sola.

Parece que caigo por dentro de ella, me lava en círculos por lugares cubistas que no les puedo dar significante. Juega conmigo, lo sé. Me eleva, después me sacude. Me deja caer para después suspenderme. Lleva, trae, lanza, goza. Me conduce a los paisajes más elocuentes que pueda imaginar, y me deplora a cada segundo. Exacto, eso era.

Primero es un tobogán lleno de cuadros monocromáticos que dan vueltas y vueltas, pero apresar de ello, no me mareo. Pero el tobogán no termina ahí, pues además crea en cada cuadro una imagen, que se va cambiando hasta desvanecer.

Después caigo a un pequeño bosque que se me hace peculiar, pues tiene los árboles llorones, que tiran lágrimas al final de sus ramas, todos lloran, y sollozos se escuchan a lo lejos, pero no se de que pertenece. Rápidamente logran hacer un lago con su llanto, les cubre, me cubre hasta las rodillas. Y soy jalado. Y caigo. Y llego al fondo del lago que da al mar.

Viajante.

Vagante.

Velante.

Andante.......

Abajo del agua me siento lo libre, puedo viajar como desee. No hay presión, no hay nada, pero logro ver los árboles llorones en el cielo, y de pronto, alguien pisa por ahí, pero no cae. Parece buscar algo, pero no consigue lograrlo, porque sigue mirando a los lados, y de pronto de va.

Regreso la mirada al fondo, es oscuro, muy oscuro. Y voy ahí. Entre las rocas logro encontrar algo como una puerta, la abro y logro entrar.

En su interior está seco, parece un teatro, noto que mis ropas están secas, justo cuando recién las vestí.

Y es así, el mismo hombre que me hablo al principio me jala atrás del telón, y se abre, y me encuentro en medio. La gente espera, pero no hago nada. Las miro, y entre na multitud encuentro a una mujer que sonríe. Parece que es una persona grande, pero sus ojos reflejan su juventud.

Y la puerta se abre fuertemente, resonado en todo el salón.

Y entra la misma persona que caminaba por el lago de lágrimas.
-¡SAL!

Cuando me despierto me doy cuento de que estoy en medio de la sala de baile nuevamente, miro a la Quimera, y ella a mi. Me levanto lentamente y espero a que me haga algo, pero no sucede, inclino mi cabeza y agradezco el recuerdo. Hace lo mismo y desaparece.
-Imagina lo inimaginable, nunca sabes que es lo que habrá. Pienso para mi mismo.

Una vez que me recupero recuerdo una parte de mis memorias.

Una Noche SilenciosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora