Cuando abro los ojos me doy cuenta que estoy en una habitación, sigo con el traje que recuerdo haber vestido. No sé cuanto tiempo ha pasado, ni siquiera se que hora es. Lo único seguro es que probablemente no ve la luz del sol.
Me atormentan las palabras de aquella mujer, tengo miedo a que se vuelvan realidad. Trató de encontrar una explicación a lo que me dijo, pero no la encuentro. Estoy en el camino de la incertidumbre, atrapado en su valle; se apodera de mi y me controla, guía mis sentidos y mi ser ¿Acaso he muerto? Incluso si encontrara la respuesta, de nada me serviría.
Levantó mi cabeza y noto que la habitación es grande y vacía. Tiene sólo una ventana y un espejo en la pared. Intento reflejarme en espejo, pero me amedrenta que no pueda ver lo que recuerdo, porque ni siquiera estoy seguro de que mis memorias sean reales.
Una vez que cruzo la puerta veo un gran corredor. Es amplio y extenso. Es, incluso, demasiado largo para mi. Intento dar unos pasos por el pasillo, a pesar de que siento haber caminado mucho, apenas he terminado la pared de mi habitación. Miro hacia el otro lado. Parece una ventana recubierta con un cristal enorme, y este último ha su vez, ha sido recubierto con pinturas de aceite para su decoración. Vitrales. Si, puede que sean vitrales.
Estoy a unos cuantos pasos al final del pasillo, el cual conecta con otro que igual que éste, no tiene luz alguna, lo único que llega a alumbrarlos son los rayos de luz que entran de afuera.
Asomo mi cabeza al corredor continuo y alcanzó a ver una luz tenue que se hace más grande cada vez. De un momento a otro siento los pasos de algunas personas que parecen venir corriendo hacia donde me encuentro. Doy un paso atrás, pues las vibraciones descontrolan mi equilibrio, cuando puede lastimarme la luz alcanzo a escuchar a lo lejos.
-¡Ya lo encontré! ¡Corramos al final!-
-Pero, Jefe, sabe que es pasillo del fondo. ¿Olvida lo que dicen?-
-No me importan las historias vagas que cuenten por ahí, necesitamos atraparlo-
Me adueño de las palabras y corro hacia atrás esperando no caerme. Se pueden sentir sus pasos, sé que están cerca. Lo único que me queda es correr a la habitación y esconderme donde sea. Pero cuando estoy frente a mi puerta, algo jala mi hombro izquierdo y me lanza al suelo del mismo lado.
Aún puedo sentir a las personas, aún se que corren, e increíblemente puedo sentir sus respiraciones. Pero cuando menos me pienso, todo se detiene. Silencio. Sólo silencio. Y nada más hay afuera de aquí.
-No se te ocurra salir- Una voz en mi cabeza suena, tal vez soy yo mismo.
-¿Entiendes lo que te digo?- La misma voz me cuestiona.
Comienzo a explorar el lugar donde estoy, giro hacia arriba y a los lado, pero no puedo ver nada. Algo me empujó hasta llegar aquí, pero no puedo verlo, es posible que solo sea mi imaginación, y solo me caí cuando intentaba alejarme.
-¿Puedes entenderme?-
Giro mi cabeza hacia atrás y logro ver a una persona, está cerca de mi. pero no puedo distinguir bien sus características.
-No digas nada. De lo contrario nos pueden encontrar-
Me sorprendo, puedo escuchar su voz en mi mente, pero no puedo ver si sus labios se mueven. Tomo aire profundamente para contestarle, pero cuando estoy a pinto de abrir la boca coloca su manga en los labios, los comprime hasta el punto de que no pueda pronunciar algo. Con una seña de la mano me pide que me calle.
-Te explicaré. Mientras tanto no emitas ningún sonido-
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Una Noche Silenciosa
Bí ẩn / Giật gânCada segundo puede ser el fin de tu vida, pero preferimos recorrerlo. ¿Saber o no saber? La respuesta correcta está explícita en mirar. Una falsa alarma revuelve mis entrañas, me deja sin aire y me hace correr por la vida, en este preciso instante...