Tercera anécdota

111 18 4
                                    

Supongo que todo comenzó con mis entrenamientos de saque

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Supongo que todo comenzó con mis entrenamientos de saque. Me pasé mucho tiempo intentando mejorar y ser de ayuda para el equipo pero, tras la derrota ante el Aoba Johsai, la poca confianza que estaba ganando se desplomó.

—Borra esa sonrisa de tu cara, trashykawa, si no quieres que te la quite yo. ¿No ves que el chico necesita comprensión?

—Perdón, perdón...

Oh, si ya lo tengo superado, pero en aquel momento sí que estaba sensible por ello. Pude sobreponerme a Seijoh, pero con cada partido que pasaba me sentía más inútil. No avanzaba tan rápido como deseaba y sentía que me encontraba a un nivel muy inferior al de todos mis compañeros de primero.

—¡Yamaguchi! Podrías habérnoslo contado. Sabes que estábamos allí para apoyarte.

Lo sé, Suga, pero siempre fui muy tímido para esa clase de cosas... Lo siento mucho, pero de todas formas lo peor ya pasó y me convertí en el capitán en tercero. Y todo gracias al apoyo de este gigante con complejo de James Dean.

—Yo no soy un rebelde sin causa.

—Le robaste el corazón. ¿No te parece suficiente?

—Kuroo, a nadie le importa tu opinión, así que guárdatela. Gracias.

¡Tsukki! Ay, a veces sigues actuando como un niño... ¡Pero regresemos al tema, por favor! Yo estaba triste, impotente ante lo poco que avanzaba y no poder pisar la cancha con propiedad. Para los que no lo sepáis, nosotros dos nos conocemos desde que somos pequeños y prácticamente vivimos al lado, por lo que no era raro encontrarme en su casa o dormir allí. En esos momentos en los que me sentía tan mal me los pasaba allí distrayéndome con las películas de Jurassic Park que tanto le gustan o simplemente charlando.

—Tienes buen gusto, Tsukishima.

—Lo sé.

—¡Iwa-chan, por fin has encontrado a otro friki de los dinosaurios para charlar del tema con él y no repetirme a mí lo mismo cincuenta veces!

—Esa me ha dolido hasta a mí...

—Deja de meter cizaña, Kuroo.

—¡No seas tan aburrido, Kenma! ¿Es que no comprendéis la importancia de una dramatic bitch en toda conversación?

—¿Qué me has llamado? ¡Iwa-chan, me ha insultado! ¡Ve a por él!

—Akaashi, ¿esto dos quiénes eran? Ya me he perdido...

—No interrumpas, Bokuto, o Kuroo acabará arrastrándote en alguna broma.

—¿Qué tal si os calláis todos? Bien. Eso ya está mejor. Dejad a Yamaguchi acabar de una vez. ¿No veis que lleva un rato asustado sin saber cómo seguir? Tenéis la sensibilidad de un muerto, de verdad...

—¡Eso mismo! ¡No interrumpáis la voz narrativa en mitad de su soliloquio! ¡Solo hacéis llenar esto de relleno!

—¿Qué le ha dado a Yaku hoy con el narrador autoconsciente, Lev?

PazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora