Cuarta anécdota

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Podría decirse que todo comenzó en preparatoria, en nuestros primeros años

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Podría decirse que todo comenzó en preparatoria, en nuestros primeros años. Como ya era en aquellos tiempos la estrella del equipo mi entrenamiento era más exhaustivo que el de otros miembros y acababa practicando tanto con los del primer equipo como con los suplentes y novatos. Y allí conocí a Tendou.

Fue una de las pocas personas en Shiratorizawa capaz de bloquear uno de mis remates, por lo que sentí curiosidad y lo invité a dar una vuelta algún día para conocer más de él.

—¡Espera, espera! ¿Le pediste salir así como así?

Oh, no en ese sentido, Bokuto. Solo quería conocer más de él.

—Yo también sufrí esa confusión. ¡De hecho me sentí muy avergonzado cuando se acercó a mí en mitad de una práctica para decirme eso! Al principio pensé que era una broma de mal gusto y me enfadé, pero él siguió como estaba, esperando una respuesta y sin pestañear. Tiene unas pestañas preciosas, por cierto; si no os habéis fijado en ello, deberíais hacerlo mientras tengáis la ocasión de tenerlo tan cerca. Y, respecto a lo que me dijo..., era el chico más popular y guapo de preparatoria. ¿Quién con dos dedos de frente le diría que no?

—Yo.

Trashykawa, tú no tienes dos dedos de frente.

—Al final accedí y le dije que sí pero, tonto de mí, seguí pensando que era una cita. ¡Y ya me veis a mí, con mis apretones de manos y mis roces indiscriminados, siendo descubierto por los ojillos rasgados de Wakatoshi... No estaba acostumbrado a que las personas fuesen tan cariñosas y me preguntó si me pasaba algo. ¡Dios, quería que la tierra me tragase! Y no era para menos. Este tío había intentado hacer un amigo y yo ya estaba pensando en el nombre de nuestro perro...

—Ushiwaka es un buen nombre para un perro.

—Estaba dudando entre Seijurou, Norman o Karma, pero creo Oikawa también le quedaría bien...

—Deja de entrar al trapo con todo lo que diga este idiota, Tendou.

Al final se llama Gaara, así que todo este debate es inútil. Y,  por cierto, Tendou, tampoco te presiones por ello. Fue problema mío por no aclararlo desde un principio. Siempre presupongo que comprenden el sentido con el que comento algo, aunque no sea así.

—Por lo menos me detuviste cuando te abracé por la cintura...

Estábamos paseando y no me encajaba demasiado con el contexto, así que preferí preguntarte si pasaba algo. De todas formas, tampoco fue como si me desagradase. Tal vez por eso tardé en darme cuenta de la confusión.

—¿Ya te gustaban los cariñitos por esa época?

Supongo que sí. Recuerdo que te pusiste nervioso cuando aclaré que aquello solo era una salida de amigos, pero quizá gracias a ese mal momento me estuve replanteando cómo se sentiría poder estar así contigo en cualquier momento libre que tuviese... y que no estaría tan mal salir contigo. Por eso te dije de volver a quedar de nuevo tras eso. Quería acercarme a ti y conocerte más antes de decirte algo más.

—¿De...? ¿De verdad?

—¡Oh, míralo! Se ha emocionado.

—Igual que tú, rascacielos Lev. Y que Bokuto, vaya. —La sonrisa gatuna de Yaku hizo sonrojar al nombrado al ser descubierto, pero solo dejó escapar una mueca triste y se escondió de él en el hombro de su novio.

—¿Y cómo no estarlo con lo que le ha dicho? —Se rozó como un gato contra el cuello del chico y lloriqueó al notar que le devolvía algún gesto de cariño—. Ay, Akaashi..., sabes que te quiero, ¿verdad?

—Sí; y yo a ti —le respondió con una sonrisa, aunque no pudiese verla en su posición—. Anda, deja de lagrimear, por favor.

—¿Está Bokuto bien?

—No te preocupes por él, Ushijima —tranquilizó Kuroo. Tenía una mueca alegre al ver a su bro siendo tan bien cuidado por Akaashi—. Solo es muy sensible y se pasa el día con cambios de humor bruscos.

—Eso no puede significar nada bueno. Debería ir a ver a un psicólogo.

—Oh, créeme. Lo suyo no tiene cura.

—Kenma, eso ha sido cruel incluso para ti.

—¿Y me lo dices tú, Kuroo? —El aludido alzó los brazos en señal de rendición.

—Yo sigo sin poder asimilar que Ushijima tenga pareja. Parecía tan... alejado del mundo humano.

—¿Ahora qué es, Asahi? ¿Un ángel o un dios? Bueno, él por lo menos siguió entrenando y está en la selección, en vez de abandonar el deporte por miedo como otro que yo conozco... —El más alto se encogió ante el ataque de Nishinoya. Quién diría que el exigente en la relación sería el más rebelde y asalvajado.

—Quién quiere enemigos con amigos así...

—No soy su amigo, Tendou; soy su novio. Y si es un inepto, lo es. Se decía así, ¿no, Daichi?

—Cielo, ¿qué te he dicho de criticar a Asahi delante de Noya? No le des más vocabulario para hundirlo. —Suga golpeó el brazo del excapitán del Karasuno y este se quejó por el maltrato—. Bastante tiene el pobre ya con su triste y miserable vida...

—Espera —intervino Tendou con las manos en alto y los ojos muy abiertos—. ¿Lo de que aquí no se permitían heterosexuales iba en serio? No dejo de mirar para todos y solo veo parejitas...

—Si obviamos la extraña aparición de Shimizu y Tanaka, bienvenido al paraíso gay, amigo. A la primera ronda invita la casa. —Kuroo les guiñó un ojo y alzó el pulgar, pero lo ignoraron completamente. Ya parecía el deporte nacional...

—¿Pero de verdad sois pareja?

—Que sí...

—Pues entonces besaos. —La respuesta de Hinata los dejó a todos fríos. Se giraron hacia él sin comprender qué se le había pasado por la cabeza. El joven pelirrojo se puso del color de su cabello—. ¡A ver, es la mejor forma de aclararlo, ¿no?!

—No me gusta tener que defenderlo, pero Ushiwaka es incapaz de ser deshonesto. Todo lo que suelta por la boca es lo que piensa, así que será verdad.

—¿Y a quién le importa ahora la veracidad? ¡Que se besen, que se besen, que se besen!

Al cántico de Kuroo, pronto se unieron Bokuto, Lev, Hinata, Kageyama y Nishinoya, además de un Oikawa que disfrutaba de cualquier momento de humillación para Ushijima aunque lo hubiese defendido segundos antes. Tendou rodó los ojos y se quedó mirando el rostro imperturbable de su novio. El chico asintió y compartieron un beso rápido que supo a poco a los alborotadores de la reunión, pero algo era algo. Al setter de Aoba Johsai no le había dado tiempo a hacer la foto porque Iwaizumi le había movido el móvil en el último momento.

—¡Bueno, pues si ya estamos todos, es hora de comer! ¡Démonos prisa o los de la cocina van a odiarnos!

Kuroo dio un par de palmadas y Kenma se encogió del susto por aquel ruido repentino. Lo escuchó protestar y palmeó su cabeza una vez se puso de pie para ir junto a los camareros y pedir que les entregasen las cartas.

PazDonde viven las historias. Descúbrelo ahora