- No, no, no- dije separando el libro de mi vista- no lo haré.
-¿Por qué?- preguntó Elizabeth decepcionada.
-Es un libro sobre cáncer, seguramente la copia barata de “bajo la misma estrella" o algo así, ¿te arruinó el final? Unos de los dos seguramente muere.
El tema ya estaba por demás gastado, cáncer aquí, cáncer allá; pufff. No es que el tema no sea interesante, de hecho lo es, pero había leído suficientes libros para predecir aquel trágico final.
Aquel, era el libro preferido de Elizabeth, mi mejor amiga.
Gracias al cielo yo no padecía de aquella enfermedad que recién se había puesto de moda: el cáncer.
La campana de salida sonó dentro de mi cabeza molestando mi actitud.
-Vamos- dije tomando de golpe mi mochila.
Ansiaba irme desde que entré. Una vez fuera del colegio, Elizabeth y yo esperamos a Binn, quien apareció en unos segundos. Llegó con su impecable estilo al caminar, pero mi mirada se centró en una pareja unos metros detrás de Binn, una de aquellas que permiten a la excitación apoderarse de ellos en cualquier lugar. Llegó a mi mente una imagen de aquella pareja en la iglesia, con los sermones del algún sacerdote, así, como estaban: ella con sus piernas rodeando la cadera de él, y aquel muchacho con sus traviesas manos recorriendo cada centímetro de la piel de la chica, CADA CENTÍMETRO, y con su mirada clavada en... ¿Mí?
-¡Ay Dios mío!- gritó Binn- aquel chico guapo te mira travieso- me sonrió divertido- wu
Binn y yo compartíamos muchas cosas en común, a pesar de que el fuera hombre, como el ir de compras, el gustó por la pizza, el amor a la lectura, el odio a la rutina, pero ante todo, el gusto por los hombres: Binn es gay. Recuerdo que un día, llegó borracho a la escuela, se dirigió a la dirección, tomó el micrófono y PUM, el colegio completo se enteró de su preferencia masculina. Aunque realmente no tiene nada de malo, perdió muchas “amistades"
Aquel chico me seguía mirando, fue entonces cuando lo noté, el maldito bulgar jugeteaba en su mente conmigo. Imaginaba que aquellos, sus delicados dedos recorrían mi cuerpo y sus labios apasionados rozaban los míos. Cuando me miraba besaba a aquella chica rubia con mayor fuerza, más apasionado, con mayor deseo.
«imbécil»...