Cap. 26

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Después de media hora de descanso, Yael recuperó un poco sus energías, podía levantarse y caminar sin estarse queja en constantemente del dolor que realizar estas acciones le provocaba. La mujer, lucario y Yael salieron del lugar, caminaron bastantes dunas guiados por aquella científica, el calor se sentía en el ambiente, y el trío se empapaba de sudor, anhelando un trago de agua.

¿A donde vamos? -pregunto Lucario jadeando y tratando de limpiarse el sudor con la mano derecha mientras cargaba a Yael con su lado izquierdo de cuerpo-

Se supone que mande a construir un punto de extracción cerca, solo que no se bien donde, abran los ojos y estén atentos a cualquier cosa inusual que vean  a lo largo del camino -indico la mujer cargando a Yael con su lado derecho sudando de igual manera dudaba por el esfuerzo que da a al empujar a Yael-

P-puedo caminar solo, ¿saben? -se quejaba Yael a cada paso que daba- no estoy liciado -burlo apretando su zona media del estómago con uno de sus brazos-

No lo estarás pero si has de tener unos cuantos huesos rotos -indico la pokemon suspirando con pesades y mirando a otro lado- cuando lleguemos a tu casa debemos hablar -añadio la pokemon mirando a Yael a los ojos-

Si, llevas repitiendomelo mas de 3 veces -suspiro cansado- ¿acaso no es ese tu punto de extracción?
  -señalo Yael alzando su mano debilmente-

Si es correcto -afirmo la mujer- debe haber algún helicóptero por aquí, ya que destruiste todos -suspiro la mujer reclamandole a Yael- en fin denme un minuto -solto a Yael con cuidado y entro a un pequeño garaje-

La mujer logro acceder al lugar, empujó fuera una avioneta, pero antes decidieron prepararse y descansar, ya casi anochecia, Lucario se acostó dentro de la avioneta; la mujer empezó a curar a Yael de sus heridas y le colocaba algunas vendas alrededor del cuerpo.

Si que la quieres, enfrentarte a todo un país por ella, ufff, no cualquier persona lo haría -señalo la mujer colocando algo de alcohol en una herida de Yael-

Claro que si, hemos pasado por mucho ella y yo -se quejaba ligeramente por el dolor- la mayor parte del día no la pasamos juntos -añadio Yael acomodando una pequeña pieza de uno de sus guantes-

Se nota, Yael, le extragieron una pequeña muestra a Lucario de sangre y.. -fue interrumpida por un quejido de Yael-

Ahhgg, déjame adivinar, ¿el proyecto del supersolado? -bacilo mientras la mujer terminaba de acomodarle una venda-

¿que, que? -se levanto del lugar y camino hacia un barril metálico cerca de el garaje-

Nada, no entendiste la referencia -sonrrio sentandose en una piedra alrededor de la fogata-

Lo que intento decir es, querían usarla para modificar ADN humano, crear armas y soldados mas resistentes -explico tomando una ampoyeta que estaba escondida-

¿Otro perro con ese hueso?, eso ya esta muy usado, deberían concentrarse en otras cosas que deberían ser mas productivas que la modificación genética -giro los ojos algo fastidiado-

¿Como tus guantes?, son bastante útiles por lo que acabas de mostrar -miro de reojo en dirección a donde estaba la base-

Relativamente -se encogio de hombros intentando alcanzar  una botella de agua-

En fin, toma -extendio su mano y mostrando la ampoyeta en su mano- tu tienes que tener esto, es el suero con el cual querían realizar experimentos, y crear a mounstro que siguiera sus ordenes -explico caminando a la avioneta y entrando a la misma-

Uhmmm.... -se levanto Yael con ayuda de sus guantes y alzo la mano para arrojar aquella ampolleta-

Pasada la noche, los primeros rayos del sol se hacían presentes y por lo tanto el calor invadió, Yael abordo la avioneta junto a Lucario y la mujer.

No creí enamorarme de un Pokémon SEGUNDA TEMPORADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora