El primer día del funeral fue chocante. Pero aún no lo procesaba del todo. Aun podía verte, estabas ahí. Estabas pálida, pero estabas ahí. No te novias, pero seguías ahi. No respirabas, pero estabas ahí. Podia verte, mamá. Estabas ahí, cerca. Tu pelo seguia igual de suave que siempre. Así que no estabas muerta para mí, no lo creería.
Hasta que cerraron la caja.
No sabes como el alma se me destrozó, como todo dentro de mi cabeza se convirtio en un caos. La realidad entro forzosamente y yo no estaba preparada. Mi mundo se hizo pedazos en un milisegundo. Sentí que me estaban arrancando el alma a tirones. Mi vista se nublo por completo y no pude respirar entre gritos. Te estaban llevando. No podian llevarte. ¡Mami no puedes irte! ¡No estas muerta! ¡Mami! ¡Mami vuelve! Mi familia lloró al verme romperme en trozitos en el hombro de papá. Yo aún trataba de zafarme del él para ir tras de ti. No sabia que quería hacer exactamente, solo quería estar contigo. Cuando me sacaron de la funeraria y me dejaron en el asiento de la camioneta solo sentia un vacio tremendo en el pecho. Un ardor que me estaba comiendo viva. Y aun asi, no sentía nada.
Caí en cuenta que en verdad te había perdido por siempre mamá. ¿Por qué me tomó tanto?
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El grito más silencioso
Short StorySi te contara mi vida...¿me dirías que es una novela, o una pesadilla?