-Te atrape- Susurre antes de lanzar el cuchillo cerca del corazón de la ardilla.
Camine hacia ella y sonreí al ver a mi presa, gorda. Puede que tenga mucha carne; le saque el cuchillo y la deje caer al suelo, al igual que a mi mochila. Me agache, abrí mi mochila y de esta saque una bolsa plástica: no quería que la ardilla muerta apestara toda mi preciada maleta. Camine por el bosque, tratando de encontrar un lugar seguro en el cual pasar la noche; escuche unas pisadas y me voltee rápidamente. Era un muerto viviente, mi flecha no merece mancharse con ese.
Puse mi cuchillo en posición y camine hacia el muerto viviente, cuando este se abalanzó contra mi le clave el cuchillo justo en el cerebro. Lo saque bruscamente y seguí con mi camino, mientras limpiaba la hoja de mi cuchillo con el borde de mi camiseta. Pare por segunda vez, suspire y me acomode bien mi mochila. Tendría que limpiar el lugar.
Me encontraba frente a una casa abandonada, era pequeña, perfecta para mí, cargue mi arco y camine hacia la puerta. Di unos fuertes golpes a la puerta y espere a que una de esas cosas llegara, ningún sonido. Abrí la puerta con una patada y pase rápidamente. Mire hacia todas las direcciones en busca de un muerto viviente… y no había nada. Camine un poco más hacia lo que parecía la cocina y volví a abrir la puerta con mi pie. Rápidamente localice a uno que se acercaba a mí, sin dificultad le clave una flecha. Cargue otra vez mi arco y mire hacia todas las demás direcciones de la cocina. En eso, vi una puerta, tome aire y la abrí.
Vi como más de ocho muertos vivientes saliendo del armario, reaccione rápido y empecé a disparar flechas, pero me había dejado coger ventaja, tire el arco hacia el fondo de la cocina y saque el cuchillo de mi cinturón y trate de matarlos con mis dos manos ocupadas, lo cual logre. Cuando al parecer acabe con todos mire al suelo y me di cuenta de que a más de la mitad no les había dado en el cerebro. Agarre mi cuchillo con más fuerza y los acabe de matar.
-Bien, eso fue un poco difícil- Dije mientras suspiraba y salía de la cocina y abría otra puerta; la abrí e inmediatamente me eche para atrás. No salió nada, en este lugar no había ninguna otra cosa más de esas. Suspire aliviada y deje mi arco en uno de los sillones destrozados que estaban en la sala, cerré la puerta de entrada y le hice un nudo con un cordón que encontré en el suelo del baño. Corrí uno de los tres sillones de la sala y lo puse enfrente de la puerta. Luego fui hacia la cocina otra vez y abrí la nevera, donde había una bolsa con agua de diez litros; luego empecé a abrir los gabinetes y no había nada de comida o algo que me sirva. Ya un poco decepcionada, busque en los últimos y encontré unas diez latas de comida, no traían etiqueta. Cogí las diez que había más la bolsa de agua y fui al sillón en el que deje mi arco y mis flechas: lo puse todo en el sillón. Me quite la maleta de los hombros y la abrí, luego empecé a sacar todo lo que tenía dentro de esta al lado de las latas. Deje la maleta vacía en el suelo y camine hacia el baño, mire el pequeño espacio. Había un gabinete que tenía distintos frascos. Me subí a la tapa del retrete y cogí todos los frascos, luego volví al sillón y también las tire todas junto a lo que tenía; volví al baño y mire lo que se me habría escapado, pero creo que no había nada más. Luego voltee y me sorprendí al ver a un espejo roto el cual no había visto cuando entre, lo primero que hice fue observar que este era de esa clase de espejos que tenía cosas dentro. Lo abrí y vi que lo único que había era un cepillo de dientes, un botiquín de primeros auxilios, pasta de dientes, desodorante y una pastilla de jabón. Cogí lo que había, otra vez, volví a la sala y lo eche todo a la montonera que tenía. Me dirigí otra vez hacia la cocina y revise el armario, lo único que saque fue una caja de herramientas y un maletín.
Suspire al ver el tamaño de pequeña montaña que tenía en el sillón, me puse de rodillas y abrí las dos maletas. En el maletín más grande (Lo cual era la que había encontrado) empaque nueve latas de comida enlatada junto a la bolsa de agua. En los espacios que quedaron vacíos empaque los fósforos que ya tenía y el alcohol para desinfectar las heridas.