Capítulo 12

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Raquel Bremon dio la enseñanza ese día, algo que hizo que a Jacob no le disgustara del todo el tema del que hablaban: "La historia de Jonás" especialmente porque era una de las primeras que aprendió cuando era niño

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Raquel Bremon dio la enseñanza ese día, algo que hizo que a Jacob no le disgustara del todo el tema del que hablaban: "La historia de Jonás" especialmente porque era una de las primeras que aprendió cuando era niño. Su abuela se la contaba y la primera vez que fue a la iglesia con Raisa, encontró un dibujo muy hermoso pegado en la pared como parte de la decoración para hacer referencia a ella.

Raisa era la primera en sentirse dichosa por verlo allí, su corazón se estrujaba de emoción y amor al darse cuenta de que Jacob sin necesidad de pedirlo allí estaba, en la reunión de jóvenes con ella. Si bien, los años no servían mucho ante la relación personal que ella sentía tener con Dios, el que su novio compartiera con ella si era importante y le gustaba.

Cuando la reunión terminó, compartieron un refrigerio.

—Nos gusta tenerte acá —decía Raquel.

Se conocían de niños, y si bien era amiga de Margot. El que no fueran a la misma escuela le daba un toque de extraña que era agradable. De haber dado la clase Margot quizás Jacob no se hubiese sentido cómodo y en lugar de escuchar le hubiese sido fácil criticar.

—Intentaré venir más seguido —respondió él.

Eso sí, manteniendo su semblante seco.

—Me parece perfecto. No sé si sabes, pero tenemos reunión, hoy y los jueves. Los viernes es servicio de jóvenes, pero a veces hay noche de película para recaudar fondos para alguna causa.

—Me parece bien, gracias por la información.

—A ti por venir, ojalá te sigamos viendo y muy seguido.

Un gesto de acentuación por parte de Jacob terminó la conversación. Si algo tenía claro era que no quería alargar una charla que podía terminar tocando el tema de las ofrendas; cosa con la que no estaba de acuerdo.

—Estoy feliz de que estés aquí —sonrió Raisa.

—Creí que no te acercarías —respondió Jacob muy amable.

Se veía tan feliz como ella de verla.

—¿Por qué?

—La primera razón sería Margot. Quizás nos vea y les diga a tus papás. Y la segunda razón: lamento lo que dije, jamás fue mi intención ofenderte o lastimarte —tomó su mano.

—En realidad la primera razón no me preocupa y la segunda, digamos que me hubiera sido difícil disculparte de no ser porque viniste hoy.

—Eso pensé —dijo viéndola fijamente.

Tenía intención de besarla, pero el momento y el lugar no se lo permitían.

—¿Qué haces aquí? —preguntaba don Ariel muy serio.

—Vine a la reunión. He escuchado que la casa de Dios está abierta para todos, inclusive para aquellos que no somos de su agrado —respondió Jacob muy sonriente.

Entre 2 billones de GalaxiasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora