capítulo 5

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Pov. Hanamaru.

Abrí mis ojos lentamente, los rayos del sol que se asomaban por las ventanas me habían despertado. Recordé todo lo que había pasado el día de ayer, así que me levanté ansiosa por recorrer el lugar y encontrar a Dia. Salí del laboratorio, fuí a mi casa y, o decepción, estaba clausarada.
¿no lo logré? Fuí a las tiendas más cercanas para comprar un periódico de antier. Como lo supuse, la noticia de la muerte de Dia estaba escrita en el. Enserio creí que había podido hacerlo. Decepcionada me puse a recorrer las calles sin rumbo fijo, mientras pensaba en esas palabras que aún seguían en mi mente "concentración, paz y equilibrio".
¡claro!

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-buenas tardes- hice una reverencia. El señor que tenía frente a mí me saludó de la misma manera. Él era calvo y tenía una toga amarilla con rojo.

-¿qué es lo que buscas? ¿quieres encontrarte a tí misma?- me dijo con voz suave, sabía que había venido al lugar correcto

-en realidad quisiera ayuda para concentrarme y conocer el equilibrio- dije intentando hablar lo más bajo posible al igual que él

-ya veo... Hace unos meses una chica con unos ojos muy peculiares vino por lo mismo... Me sorprendió cuando me dijo "quisiera encontrar la paz, saber equilibrar mis emociones y poder concentrarme en lo que deseo"- sin duda hablaba de Dia- bueno, acompáñame- me guió por el gran templo a la cima de la montaña en el que cientos de monjes budistas se encontraban meditando. Llegamos a una de las salas del lugar, en el que me indicó sentarme de la manera tradicional para tomar el té y se sentó frente a mí- primero que nada tienes que entender el significado de lo que quieres- con su pulgar agarró la parte entre mis dos cejas haciendome cerrar los ojos y caer como en un sueño mientras escuchaba su voz dentro de mi cabeza

"No siempre llevamos una vida perfecta. Buda una vez preguntó: el mal-hacer se debe a la mente, si la mente se transforma ¿el mal-hacer permanece? Esto quiere decir que debemos cambiar la manera de pensar acerca de las cosas para que mejoren. Si nuestro pensamiento cambia, también lo harán nuestras vidas"

Guardó silencio unos segundos, mientras respiraba profundamente y sacaba el aire que había inhalado.

"Uno de los principios del budismo es el cuidarse a uno mismo, ahora bien, también es importante que cuides de tu entorno, para estar en armonía y paz. Para encontrar un verdadero bienestar es necesario que mente, cuerpo y nuestro entorno estén en equilibrio"

Sentí como quitó su dedo de mi frente, cosa que hizo que abriera los ojos

-para continuar necesito que alinees tus puntos de chakra- dijo acercándose a mi, acomodando mis piernas de modo en que quedaran cruzadas y mis brazos sobre ellas haciendo un círculo con mi dedo pulgar e índice y los otros tres levantados-ahora cierra los ojos...- volví a hacerlo y escuché nuevamente su voz, sólo que esta vez fuera de mi cabeza- "alcanzar el equilibrio es el arte de leer la vida en líneas, de esta manera podrás apreciar la naturaleza y el interior de ti misma en la peregrinación de la existencia"- Sentí como ponía su palma en la parte de arriba de mi cabeza- "Sahasrara... Yo sé" - sin soltar mi cabeza con dos dedos de su otra mano tocó mi frente - "Anja... Yo veo" - dirijió su pulgar a mi garganta - "vishudda... Yo comunico" - esta vez con uno de sus dedos tocó mi pecho- "Anahata... Yo amo"- siguió con la boca de mi estómago- "manipira... Yo soy" - continuó un poco más abajo del estómago- "swadhisthana...yo siento" y finalmente- rodeó con su mano mis piernas cruzadas juntándolas aún más- "muldhara...yo sobrevivo"

Nuevamente con su pulgar tocó el centro de mi frente haciendome de nueva cuenta escuchar su voz en mi mente

"Sabrás que lograste alcanzar tu objetivo cuando veas la luz al final del gran túnel lleno de oscuridad"

No supe a que se refería hasta que sentí un fuerte viento recorrer mi cuerpo haciendome abrir los ojos. No se como pasó, pero estaba encima de una larga roca en la que apenas cabía yo sentada, sobre un mar con olas amenazando con tumbar la roca, gracias a la lluvia. Me paré con desesperación. El viento me hacía moverme de un lado a otro, la roca en cualquier momento iba a caer y no había más que agua a mi alrededor, creía que iba a morir, hasta que recordé todo lo que dijo el monje. Intenté tranquilizarme y me senté como me había enseñado, cerré los ojos, respiré hondo, solté el aire, esperé unos largos minutos hasta que sentí como la roca se rompía mientras yo caía junto con ella, aún sin dejar mi postura ni desconcentrarme. Cuando sentí el agua fría en mis piernas ví una cegadora luz que me hizo abrir los ojos lentamente.

-Dia...- dije cuando la ví dormida tranquilamente a mi lado.

I Will Never Let You GoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora