Capitulo 2: ¿Amor?

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        CAPITULO 2 "¿AMOR?"

Los días han ido transcurriendo bastante extraños, no es que me incomode trabajar en Sweet Factory, pero me siento extraña siendo la única mujer en aquella cocina, aunque a veces me tocaba hacer de mesera no me molestaba en absoluto hasta lo agradecía, a veces estar mucho tiempo con Murasakibara era desesperante, se la pasaba molestándome, y para acabarla Kagami me decía "te molesta porque le gustas, recuerda que él es como un niño pequeño", eso me hacía enojar aún más.

-Esa flor te ha quedado mal- me regañaba Murasakibara mientras me veía hacer una flor de fondant.

-Pero yo la veo bien, no tiene deformidades, el color es uniforme- intente explicarle, de nuevo me habían puesto a ayudarle a este hombre, lo cual era desesperante.

-Mira las mías, no se parecen en nada- me obligo a compararlas y si, no se parecían porque yo había hecho rosas y el tulipanes.

-No me dijiste que harías tulipanes!- le reclame muy enojada.

-Pensé que mirarías mis flores y las copiarías- se volteo a hacer más tulipanes, casi ignorándome.

-A veces me dan ganas de...-

-Reira, es mejor que vayas a atender unas mesas, se ha llenado el lugar- Kise había entrado a la cocina, había llevado unos pasteles al aparador.

-Ya voy-

Hice lo que me pidió, aunque estaba enojada le puse una linda cara a los clientes, rápidamente se fueron retirando los comensales, aunque cada vez que entraba a la cocina era una tortura ese Murasakibara no paraba de mirarme como si se estuviera burlando de mí, eso me enojaba aún más. Cuando ya no fui necesaria y después de todos los halagos que recibía de los comensales acerca de los pasteles, me hacía sentir bien.

-Kagami, Kise, me mandaron muchas felicitaciones por sus pasteles- sonreí compartiendo las palabras que me decían con ellos, para después ponerme a preparar harina para preparar cup cakes red velvet.

-Y para mí no hay nada?- Sentí una mano gigantesca en mi cabeza, era de Murasakibara, al parecer había logrado molestarlo y eso me agradaba.

-Ah sí, me dijeron que estaban bien- mentí, si él podía darse el lujo de molestarme yo no me iba a quedar atrás.

-Porque yo soy el único que no recibe felicitaciones?- me apretó un poco, no al grado de que me doliera pero era un poco incómodo.

-Ya déjala Murasakibara- Kise salió en mi rescate mientras quitaba la gigantesca mano de mi cabeza -en lugar de pelear deberían decir que se gustan y ya- se encogió de hombros.

-No nos gustamos!- reclamamos al mismo tiempo Murasakibara y yo, y luego nos vimos con ojos de odio.

-Ven, hasta en eso están sincronizados- se burló Kagami.

Así nos trajeron todo el día molestándonos hasta el punto donde casi termine insinuándome a Kise, ahí fue cuando bajaron un poco las burlas, no lo niego Kise es un chico muy guapo pero no es mi tipo, podríamos ser muy buenos amigos. Hasta que por fin llegó la hora de la salida; me fui a cambiar de ropa, quitándome el delantal y la blusa que se había llenado de harina.

-Hasta mañana- me despedí de todos y salí, comenzando a caminar, hasta que unos momentos después alguien ya caminaba a mi lado -Que haces aquí?- le pregunte como si le estuviera reclamando-

-Mi casa está por aquí, además de que tengo que tomar el metro para llegar- se excusó Murasakibara quien acortaba sus pasos para ir a mi lado.

-Y en que estación te bajas?- la verdad me dio miedo hacer esa pregunta, yo también tomaba el metro para ir a casa.

-En la quinta- me dijo sin mucho interés.

-Menos mal- suspire.

-También tomas el metro?- me pregunto un poco sorprendido.

-Sí, pero yo bajo en la quinta- por alguna razón le sonreí, ¿Por qué le sonreía al?.

-De todas las personas, tú tendrías que tomar la misma ruta que yo- se quejó, había ignorado mi sonrisa y eso me enojo un poco más.

-No eres el único que se queja de volver con alguien- le regañe.

-No lo pareció, hace un momento me sonreíste- sonrió victorioso solo quería hacerme enojar y lo estaba logrando.

Hice un puchero y no dije nada así que todo el camino a la estación fue en silencio, por una parte estaba bien porque no me iba molestando, pero quería hablarle, quería sacarle un tema de conversación así al menos no me sentiría como una tonta por no saber hablar con los chicos.

Llegamos a la estación y por fin, subimos al tren, iba lento, odiaba que fuera así, no habíamos encontrado lugar, y yo iba recargada en la puerta contraria agarrada de un tubo bajo que había, Murasakibara estaba parado frente a mí... Tal vez por si la gente pudiera aplastarme, aunque no había tanta.

-Vives muy lejos de la estación?- me pregunto.

-No, como a cinco minutos caminando- le conteste un poco sorprendida.

-Menos mal, comienza a obscurecerse y sería una pena que te pasara algo-

-Acaso te estas preocupando por mí?-

-No, pero sería una lástima que me quedara sin quien molestar- se encogió de hombros mirando hacia arriba.

-Ah solo era por eso- que tonta fui al creer otra cosa -tú vives lejos de la estación?- no quería dejar de hablar con él.

-No, hago lo mismo que tu pero supongo que con tus piernas cortas harías unos quince minutos- se burló de mí.

-No es mi culpa ser de baja estatura- me queje -además, yo no tengo que agacharme en todas las puertas porque no entro-

-Pues yo no tengo que usar banquitos para alcanzar las cosas de las encimeras-

-Eres un palo largo que a nadie le gusta-

-Y tu una enana de la que todos se burlan-

Sin darme cuenta, nuestras caras habían terminado a centímetros de distancia, nos quedamos estáticos sin saber exactamente qué hacer y aún faltaba una estación para que yo bajara, sentía su respiración en mi rostro, y se miraba extraño, estaba encorvado para poder mirarme bien... No supe que hacer y a lo único que atine fue acercarme y besarlo, cerré mis ojos y lo bese, acariciando una de sus mejillas con mi mano libre, no sabía que pasaría después pero parecía que él lo había pensado ya que no se separó al momento. Me abrazo momentáneamente y luego me solté de sus brazos y sus suaves labios que besaban a la perfección (al menos así me lo parecía), emprendí la huida a mi casa, al fin habíamos llegado a mi estación.

Cuando baje del metro, estaba corriendo, muerta de pena, sonrojada a mas no poder, corrí hasta que mis piernas no pudieron más, no quise mirar atrás, no podía verlo de nuevo, al menos no por el momento... Aunque quería seguir estando con él. Me sentía confundida, mi corazón latía con fuerza, era esto a lo que todos le llamaban "enamorarse"?... No comprendía bien esos sentimientos, solo sabía que al menos el me correspondía, no lo demostraba pero con ese beso sentí que él lo deseaba tanto como yo.

Purple HairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora