Compromiso

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La mañana siguiente

Los rayos del Sol se filtraban a través de la ventana, estos iluminaban el rostro de María que al sentirlos se levantó de golpe.

Primero se desconcertó al ver que no estaba en su cuarto, después calló en cuenta que no estaba sola.

Giró su cabeza y vio a Efraín durmiendo a su lado.

No estaba segura de que había sucedido, pero noto que se cubría con las sábanas.

Lentamente vio adentro de ellas y vio que estaba desnuda, después vio a su compañero y vio que estaba en la misma situación.

Inicio a preocuparse, se puso totalmente roja.

No recordaba con exactitud que había ocurrido la noche anterior, lo primero que pensó fue.

-demonios, mi primera vez y no me acuerdo muy bien- se llevo una mano a su sien e inicio a masajearse.

Después trato de hacer memoria, volvieron a su mente cada instante del día de ayer, pero ¡Claro!, ya recordaba con exactitud.

La hizo sonrojarse aún más.

Pero todo eso pasó a segundo plano en cuanto vio el reloj de pared.

-Mierda, 10:30, debía estar en el trabajo a las 8:00- se paró cubriéndose con las sábanas y recogió su ropa, Efraín seguía durmiendo así que salió del cuarto en silencio, en cuanto llegó al suyo ordenó que le prepararan un baño y le sirvieran el desayuno.

Se bañó con rapidez, desayuno como rayo y en un dos por tres se arreglo, no tardo mas de 30min.

Cuando termino de vertiese noto las marcas rojas en su cuello y su escote, recordó lo ocurrido y se frotó la frente con su mano.

Volvió a cambiarse y se puso un vestido que cubriera su pecho y decidió dejar su cabello suelo para disimular las marcas del cuello.

Bajo las escaleras con rapidez no sin antes ordenar que le prepararan el desayuno a su invitado y que le avisaran que iría a trabajar y que luego lo veía.

Ya resuelto esto, salió corriendo de casa y con paso veloz se dirigió al centro de la ciudad.

Llego al palacio a las 11:05, al entrar se asomó para ver si no había alguien que la reconociera.

Entro, y paso por los largos pasillos, cuidando que no fuera a aparecer Iturbide de la nada, subió escaleras y llego a su oficina, su secretario no estaba así que aprovecho y se metió al cuarto.

Ya estando ahí, fue y se sentó en su escritorio.

Al sentarse sintió una pequeña incomodidad en sus partes privadas.

Hizo una mueca, pero ya no era hora de recordar las estupideces y pendejadas que cometió el día de ayer.

Sacudió su cabeza tratando de olvidar el asunto y se enfocó en la pila de papeles que tenía enfrente de ella.

Después de unos minutos toco su secretario.

Toc toc

-Pase-

-Buenos días señorita Hernández- saludó el chico- más bien buenas noches- se rió.

-¿de que te ríes?- dijo poniendo cara de ofendida.

-perdone si la ofendí, pero ya son las 11 y apenas apareció usted-

-Me quede dormida- en parte era cierto así que no estaba mintiendo por esa parte-últimamente no e dormido bien, así que me quede dormida-

El Imperio CaídoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora