Calma

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Ciudad de México, 12 de febrero de 1822

No pude dormir en toda la noche, desperté y fui al baño, me vi en el espejo y tenía unas muy marcadas ojeras.

Me arregle y baje a desayunar.

Cuando acabe, termine de arreglarme y me fui al trabajo.

No había ni entrado a mi oficina cuando Iturbide me llamó y me dijo que lo acompañara.

Las cosas se me inician a salir de control.

Llegamos y nos sentamos.

-María- me llamó, hizo una pausa largo pensando en sus palabras- ¿Me podrías explicar que sucedió anoche?-se veía molesto.

-¿Cómo sabes eso?- me aventure a preguntar.

Creo que mi pregunta le molesto, hizo un bufido y volteó a ver a otro lado, dirigió su mano derecha a uno de sus cajones y sacó una carta.

La abrió, leyó su contenido y me la entrego.

-Esa es la carta que nos había llegado hace unos días, ayer te mencioné que les dimos una contestación, pero como me interrumpiste y te fuiste no te di todos los detalles- estaba leyendo, en su contenido decía a detalle como El Salvador se negaba a reconocernos- anoche mientras dormía- hizo una pausa viendo a la nada y recordando los hechos- llegó un soldado y me informó que El Niño había huido-

-¿Quien le informó? Yo apenas iba a decirle-

-Honduras- dijo sin más- al parecer estaba muy alterado-

Ya me echaron de cabeza, pensé.

-¿Podrías decirme que hacías mientras el niño huía?- volvió a hablar.

Hice memoria y me sonrojé, obviamente no le diría que estaba haciendo.

-Dormía, estaba muy cansada y pues...dormía-

-Como sea, ya mandamos gente para Centroamérica y buscar que El Salvador nos reconozca y dejen de andar de revoltosos e ir por el niño que seguramente está ahí-

No sabía que pensar, si hubiera puesto más atención en él las cosas serían muy diferentes.

-María- me volvió a llamar, levante la cabeza y lo vi directo a los ojos-Por ahora no se puede hacer nada, así que vuelve al trabajo, yo te informaré si ocurre algo más-

Asentí y me levante,antes de irme me volvió a llamar.

-Por favor, que sea la primera y última vez que alguien se te pierde-

Volví a asentir y salí de ahí.

Como siempre, fui a mi oficina a continuar con el trabajo, salí hasta muy tarde, como ya acostumbraba.

Regrese a casa, todo se veía más tranquilo, ya todos sabían que Iturbide había mandado a buscarlo, entonces todos estaban ya más tranquilos.

Ordene que me prepararan un baño.

En lo que esperaba me senté en la cocina a tomarme un té.

-Todo saldrá bien- escuche una voz hablar.

Baje la taza en la que estaba tomando y vi a mi esposo sentado enfrente de mi.

-Siempre buscas levantarme el animo-

-No me gusta verte así- tomo mi mano- Además, estresas al bebé-

Me reí- Que cosas dices- lleve la taza a mis labio y me termine el contenido.

-A propósito- volvió a retomar la palabra- tu baño ya está listo-

Deje la taza de lado-Gracias- le di un beso en la mejilla y subí a la recámara.

El Imperio CaídoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora