❝Ｋａｒｍａ❞

12

Luzu estaba sintiendo entre una mezcla de rabia y de impotencia.

El juicio había sido gracioso, pero... Si no llega a ser por las tonterías que hicieron, estando con personas más serias... ¿de verdad habría terminado en la cárcel?

...

¿Tanto daño había hecho?

Aún recordaba la mirada que el menor le había proporcionado al principio, una mirada llena de tristeza.

—uzu...¡Luzu! ¡¿Me estás escuchando?!— El pelinegro llevaba un buen rato intentando que el castaño le escuchara, sin embargo, parecía estar en su mundo.

—Eh, ¿qué?— El chico parpadeó para intentar centrarse.

—Es que estoy rodeado de tontitos...—Vegetta se agarró el puente de la nariz harto. — Decía...que vas a tener que esconderte por un tiempo. Bueno, eso o ir a la cárcel, pero como no es justo ni de broma te pienso dejar ir.

—Yo... mira, no sé, me da igual.— Luzu se levantó de la silla en la que estaba sentado, dispuesto a salir un rato.
Ir a la cárcel no podía ser tan malo, conociendo a sus amigos estaría allí 30 minutos partiendose el culo con ellos y saldría.
Si no, siempre podría molestar un rato a Alex, que seguro que le deja salir antes con tal de que le deje en paz.

Salió de la fortaleza aérea rápidamente, por suerte, el amante del morado logró desactivar las torretas antes de que el otro saliera herido, pues sabía que aunque le detuviera no lograría nada.

Caminó lentamente por el pueblo de Karmaland, dándole igual el hecho de estar en busca y captura.

Por primera vez en mucho tiempo se fijó en la gente de su al rededor.
Al principio solo veía miradas incriminatorias y de miedo, pero lo que más le chocó fue ver como una madre apartaba a su hijo rápidamente y se ponía en posición de defensa mientras él pasaba.

—¿Q-qué...?—Se quedó estático en el sitio mientras veía como la mujer se llevaba al niño lejos de allí.—¿Tanto miedo me tienen?

Observó al resto de personas que le miraban con desaprobación. Todas corrían o por lo menos se daban muchísima prisa al pasar al lado suyo. Evitándole la mirada.

Sintió las ganas de llorar que tanto tiempo llevaba reprimiendo.
Se sintió débil e impotente. Como cuando llegó al pueblo, como alguien insignificante.

Siguió andando durante un buen rato hasta que casi llegó a su casa.

Miró la casa del chico que había odiado por una tontería mientras pensaba en todo lo que había ocurrido desde las elecciones, en la mirada triste del menor y el como la había liado.

¿Tal vez se pasó...?

Lolito había sido y seguía siendo un cabronazo, pero...

¿Acaso le importó antes?

Desde que le conocía supo como era, lo asqueroso que era a veces pero...¿y los buenos momentos?

Tal vez haber hablado con Auron le hizo cambiar de opinión.

Tal vez...tal vez la cagó exageradamente.

Tal vez nadie se lo merecía.

Tal vez hizo demasiado daño.

....

Tal vez una cita con él psicólogo no le vendría tan mal