—¡Por favor, déjenme salir! —imploraba la chica de cabellera plateada, pero no recibió ninguna respuesta al otro lado de la puerta.
Estaba totalmente sola en aquel lugar. Su ira y resentimiento aumentaron con los días, no soportaba volver a estar en un lugar oscuro y pequeño.
—¡Su majestad! Por favor ¡Sálveme! —gritaba, aquellas personas que una vez la idolatraban, ahora sólo la trataban por lo que realmente era, una esclava.
La chica no lo soportó a pesar de sólo estar semanas allí adentro.
—Maldita sea, ¡Abran la puerta! —voceó con furia.
Ella sabía perfectamente que nunca saldría de allí, sus crímenes habían salido a la luz, ya no había vuelta atrás.
—Ellos tiene la culpa, Rastha no hizo nada, ellos... —despues de balbucear con ella misma por un tiempo, bufó. Le resultaba gracioso toda esa situación, por una vez en su vida, quería descansar, quería parar con ese sufrimiento —Ellos tienen la culpa...
Al terminar sus palabras, ella bajó su mirada, no importaba lo mucho que gritara, nadie la oiría, nadie la ayudaría.
****
—¿Su cumpleaños? —pregunta Lara.
—Sí, no sé qué regalarle —responde Rilliane mientras busca en uno de sus cajones su blusa azul.
—¿Qué te parece un pastel de chocolate? —opina Kate.
—No lo sé, ella nunca comió algo casero —responde inmediatamente Rilliane con su teléfono en la mano.
—¿Qué? Debe probar algo casero por una vez en su vida —dice a regañadientes una de ellas.Jessica, su hermana, no era muy quisquillosa, así que no le importaría mucho el regalo que le dieran, o eso pensaba Rilliane.
—¿Y si sale mal? —responde Rilliane, su voz era de lo más serena. Por lo que era fácil malinterpretarla como si no quisiera regalarle algo a su hermana, pero ella si lo quería.
—Hay que prepararlo unos días antes para ver como sale, luego ya sabremos como hacerlo, ¿y si practicamos toda esta semana?
—¿Dices esto porque quieres que practiquemos o para comer más pasteles? —pregunta ella, sabía muy bien como eran sus primas, aprovechaban cualquier oportunidad si era algo relacionado a la comida.
—Obvio —responden ambas inmediatamente, Rilliane no evita reír a carcajadas por su respuesta, ellas si sabían aprovechar todo.
—Bueno, supongo que será un buen regalo —terminó aprobando su opinión.
Colgó y sacó de su cajón una blusa azul, lo observó por unos segundos y volvió a dejar donde lo encontró.
Después de esa conversación, ellas fueron a reunirse, pero la primera vez no siempre es fácil, el primer día, el pastel no tenía una buena apariencia.
En ese instante Rilliane lo supo, era una mala idea todo esto.
—¿No que sabían preparar esto? —pregunta Rilliane.
—¡Te lo juro! Mamá siempre utilizó esta receta, no sé porqué a nosotras no nos funciona —replica Kate. Su cara estaba lo suficientemente manchada de harina. Lara y Rilliane tambien tenían el mismo aspecto.
Kate se saca sus guantes para poder descansar y se sienta al lado de la pequeña mesa que se encontraba en la cocina, sus ojos se centraron en un libro que se encontraba justo frente a ella.
—Wow, ¿Qué es esto? —pregunta, aquel libro ahora lo tenía en sus manos, en la portada se lograban ver unas palabras de un color dorado, ella lo leyó —¿La emperatriz se volvió a casar? —dice mientras alza una ceja —¿De qué trata?
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Reencarné en Rastha.
Fantasy¿Qué harías si reencarnaras en el cuerpo de una villana? Para Rilliane, una chica de preparatoria que había leído esta clases de historias, tenía la respuesta a su situación. -No seré una villana. Pero, su vida como villana no era buena, era una esc...