- Ya veo... Estaba segura que había dejado la llave abierta y... - me comentó extrañada
- Tal vez la cerraste, pero no lo recuerdas... Pudiste haberlo olvidado mietras revoloteabas por las habitaciones en busca de las llaves... -
- Te juro que... -
- No te preocupes -
- ¿Pudiste hacer tu rutina completa? -
- No - le contesté, despreocupada
- Lo lamento tanto, querida -
- Annette... ya la había interrumpido antes de tu llamada... - agregué
- ¿Qué sucedió? -
- Me encontré con Adam en la plaza, donde habia programado mi trote y... -
- ¿Y? -
- .......... - Cogí el control remoto, fijé como blanco mis labios y presioné el botón que dice "Mute": Preferí dejar un pequeño vacío... como respuesta a su pregunta
- ¿Se quedaron en silencio? ¿Acaso te tragaste la lengua, que no le dijiste algo? -
- ¿Y si platicamos sobre esto cuando vuelvas? - la evado, muy incómoda
- Si eso quieres... Que así sea... -
- Nos vemos pronto -
- ¿Tu o yo? -
- En esta, yo... - corte automáticamente la llamada, sin pensarmela siquiera una vez. Antes de bloquear la pantalla del celular, miré la hora: eran las once con cinco minutos...
Aproveché el tiempo disponible que tenía para saciar mi particular apetito: Abrí la nevera y saqué un pocillo repleto de frutillas... Todas las noches, acostumbro a limpiarlas cariñosamente y a lavarlas con mucho cuidado, para disfrutar de un delicioso y saludable festín, la mañana siguiente...
Annette siempre se ríe cuando ve el pocillo a medio vaciar y mi boca con tantas frutillas, que no le puedo replicar de ningun modo sus burlas...
- Desde pequeña siempre tuviste una gran afición con las frutillas... Heredaste de Louis, ese gusto casi obsesivo por este berry... -
- Moenhhnhh jaumjaum... - defiendo como puedo mi postura a favor
- Ya sé que te encantan, Lucy... - ríe suavemente y luego suspira con nostalgia - Me recuerdas tanto a Louis... Iré a visitarla cuando tenga tiempo, lo prometo -
- Hummmm.... tomo nota... -
- Annette... Siempre dices que irás a visitarla pero nunca lo haces... - susurré mientras depositaba el recipiente, ya vacío, dentro del lavavajillas - Lo olvidas... o el tiempo desgraciado no concede tu gran anhelo... -
Me tumbé, distraída, en el enorme y mullido sofá café... Recordé la noche que me desvele junto a Sarah, viendo una maratón de todas las películas de Harry Potter...
- Te sabes de memoria hasta los diálogos... -
- No me importa - comenta, levemente fastidiada
- ¿No podriamos ver otra...? -
- ¡¡¡Chiton, ahora viene la mejor parte de la película!!! -
- Eso me has dicho hace media hora... -
- ¡¡¡Vamos, Gryfindor!!! -
- Sarah... Annette está durmiendo, hay muchos vecinos que mañana tienen que ir a trabajar ¿No crees que deberías...? -
- ¡¡¡¡¡Siiiiiiii!!!!! ¡¡¡¡¡Sabía que ganarían!!!!! ¡¡¡¡¡Siiiiiiii!!!!! - exclama triunfante
- ¡Vas a despertar a medio mundo con tu grito! -
- Eso era lo que pretendía... - dijo, mientras esbozaba una traviesa sonrisa...
Me cubrí los ojos con mi antebrazo derecho, y respire profundamente... El silencio era tan relajante y tan desolador, al mismo tiempo: En esta situación preferí verlo por su lado positivo y dejar de lado el negativo...
Al transcurrir despreocupadamente los segundos, mi oido se agudizó y comencé a percibir sonidos que antes ignoraba o consideraba un tanto irritantes: El titilar de las ventanas corredizas que estas emitían levemente por cada suspiro del viento, las risas constantes de las pequeñas gemelas que vivian en el apartamento de al lado, el dulce rasgueo de una guitarra, los constantes bocinazos que llegaban de la acera, el repentino crujir de la madera del living, el retumbar de la música que se estaba reproduciendo en algun departamento de la planta superior, el fugaz crepitar de unos tacones fuera del apartamento... Hasta pude escuchar la perfecta y suave sincronía de los latidos de mi corazón...
Sentía cada minuto, mis párpados los más pesados... una siestecita no me sentaría mal, en cambio, sería algo muy agradable, y aparte mi cuerpo estaría muy complacido... Al igual que mis músculos...
Pero en esta ocasión no le pude complacer este pequeño capricho, ya que mi teléfono sonó e hizo que me incorporara de un súbito salto
- ¿Quién será ahora? - cojo de mala gana mi celular y pude reconocer el icono de mensaje en la parte superior de la pantalla - Tal vez sea de Sarah... -
El mensaje provenía de un número desconocido, quizás, ese alguien se equivocó al marcar... Creo yo, porque nunca había recibido algo de este...
"¿Qué te crees, Lucy? Yo soy real... mucho más real que tú, chica insolente..."
- No puede ser... - "Sería una gran estupidez creer que... Esa voz no es real, Lucy... Esa voz no es real..." recordé lo que había dicho mientras me duchaba esta mañana
"¿Qué te crees, Lucy? Yo soy real... mucho más real que tú, chica insolente..." releí por tercera vez el mensaje y...
- ¡¡¡Solo sabes decir mentiras!!! ¡¡¡Déjame en paz!!! ¡¡¡Tú no eres real!!! ¡¡¡Tú no eres real!!! - le contesté a la pantalla de mi celular: De la nada había brotado en mí, una extraña mezcla entre furia y temor... hacia la persona que estaba al otro lado del mensaje...
Intenté bajar los humos, y suspiré fastidiada. Lentamente,deposité mi celular sobre la mesita de café, ubicada al frente del sofa donde antes descansaba... y ahora me atormentaba...
- Pudo haber sido cualquier idiota que me quiso gastar una buena broma, tal vez... Alguien del gimnasio o... -
Casi salto hasta techo, como dicen, del susto que me diу cuando tocaron la puerta de entrada...
- ¡¡¡Lucy, soy Annette!!! -
- Y...y...ya voy -
- No puedo abrir de lo cargada que estoy, ¿Me harías el favor de...? - abrí cuidadosamente la puerta
- ¿Necesitas que te eche una mano? -
- Yo diría dos... -