- ¡¡¡El sol ya salió!!! ¡¡¡A levantarse, cariño!!! -
- Ann... mir...nutos...- le balbucee somnolienta mientras me cubría la cabeza, con una gruesa manta rosa...
Mi "mantita mágica", como le decía cuando era pequeña...
- ¿Donde estás, Lucy? - susurró, con timidez
- Búscame... -
- ¿Estamos jugando a las escondidas? -
- Hummm... creo que sí -
Oí sus débiles pasos, cerca de mi pequeña escondite...
-¿Donde estás, Lu?- me cubrí la boca para contener mis risitas nerviosas e intenté quedarme lo más quieta que me era posible
- Jamás te lo diré... -
- ¡Ya te tengo! - pude sentir como sus frías manos jalaban juguetonamente, mi pie derecho
- ¡No es jus...! - me incorporé ágilmente del piso flotante
- ¡¿¡Lucy, pero que haces escondida ahí!?! -
- P... ¿Mamá? - repliqué sorprendida ante su repentina aparición
Cogió apresuradamente un par de cosas que había traído para jugar conmigo, y las guardo dentro de su bolso...
-Lo siento... mañana seguiremos jugando...-
-No es justo...- le hice pucheros
-¿Cariño, estás bien?- pregunta preocupada mi madre
-¿Cómo?-
-¿Es que no lo entiendes? Louis jamás me podrá ver... -
-¿Estás bien, Lu?-
- ¿Eres real? - seguía con esa duda...
"Lucy... Claro que NO es real... Debes entenderlo..." recordé que me había dicho Beatrice, por enésima vez durante nuestra última sesión
- Naturalmente... ¿Por qué siempre me preguntas eso? -
- Claro que soy real, cariño mío... -
- ¿Por qué mi mamá no te puede ver, entonces? -
- Voy a... estar en el cuarto de lavado, tengo mucha ropa que lavar... y... y... colgar...-
- Ella no puede ni quiere verme... Solo tú y unas cuántas personas más pueden hacerlo... Generalmente me logran ver accidentalmente...- introdujo sus manos enguantadas dentro de los bolsillos de su sudadera gris...
-¿Beatrice, eres tú?- escuché la preocupada voz de mi madre, resonar por el corredor
- ¿Ves? Por tu culpa, Mamá cree que estoy loca... - agregué, enfadada
-Ok, iremos inmediatamente para tu consulta... Claro... Este... Calculo que en unos diez minutos estaremos por allá...-
-¿En diez minutos?- clavé su mirada en la mía y traté de hallar compasión en sus misteriosos ojos, protegidos con sus clásicas gafas de sol negras:
-Lo lamento tanto...- Simplemente, se encogió de hombros
-No... No otra vez... ¡¡¡Odio ir a esa consulta!!!- cruzó los brazos y me negó con la cabeza-¡E... espera! ¡¡¡No me dejes sola con Beatrice... Te lo suplico!!!-
- Siempre estaré contigo....- no me había dado cuenta de que la pequeña ventanita de mi habitación estaba abierta de par en par -Hasta pronto, mi pequeña Lucy...-
- Aún no lo comprendo... -
- Eres muy pequeña todavía: Cuando crezcas, tampoco lo comprenderás... Esto es algo... muy complejo de explicar... -