El Peso de las Responsabilidades

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La primera clase del día fue matemática, y Peter negó con la cabeza al escuchar a Harry maldecir en voz baja por los complicados ejercicios. Observó como su amigo fruncía en ceño, su lápiz tamborileando nerviosamente contra la mesa

"En serio, hermano", pensó Peter, "Harry debería estudiar más si quiere graduarse".

Ned, sentado al lado, estaba inclinado sobre su cuaderno, sus dedos volaban sobre su calculadora. Aunque tenía habilidades decentes para las matemáticas, su verdadero talento y pasión radicaban en el mundo de la tecnología y programación.

Gwen, en contraste, resolvía los ejercicios con una rapidez que hacía parecer que eran demasiado fáciles. Ella soltó un suspiro satisfecho al terminar, estirando los brazos sobre la cabeza y lanzando una mirada de complicidad a Peter.

La última clase del día fue química, una materia que Parker adoraba. La sonrisa que iluminaba su rostro al entrar al laboratorio dejaba claro cuánto le gustaba.

Después de un largo primer día de clases en Midtown High, Peter y Gwen caminaban juntos por las concurridas calles de Manhattan. El sol comenzaba a ponerse en el horizonte, pintando el cielo con tonos cálidos de naranja y rosa mientras la brisa de la tarde jugueteaba con sus cabellos.

Gwen observó a Peter de reojo y notó la tensión en sus hombros, la forma en que sus pasos eran más pesados de lo normal. Decidió abordar el tema que la había estado inquietando desde que se enteró de las dificultades económicas de la familia Parker.

— ¿Estás bien, Peter? — preguntó Gwen con gentileza, colocando una mano reconfortante sobre su hombro. Peter se encogió levemente al contacto, su sonrisa no alcanzando sus ojos.

Peter asintió con una sonrisa forzada, tratando de aparentar normalidad a pesar de las preocupaciones que lo acosaban.

— Sí, solo estoy cansado, Gwen. Ha sido un día largo — respondió, aunque sabía que su amiga podía ver a través de su fachada.

La chica frunció ligeramente el ceño, notando la evasiva de Peter. Su mirada era escrutadora, pero no insistió de inmediato.

Continuaron caminando en silencio por unos momentos, el ruido de la ciudad llenando el espacio entre ellos. Finalmente, Gwen decidió ser directa.

— Peter, sé que las cosas han sido difíciles para ti y tu tía últimamente — comenzó Gwen con delicadeza —. ¿Todo está bien?

El chico detuvo su paso, mirando al suelo como si buscara respuestas entre las grietas de la acera. Suspiró, dejando escapar un pesado aliento antes de responder.

— No del todo, Gwen — admitió Peter, su voz cargada de preocupación —. Las cosas en casa han estado difíciles últimamente. Desde que tío Ben murió, las facturas han comenzado a acumularse y... bueno, no ha sido fácil para tía May.

Gwen apretó suavemente el hombro de su amigo, sus ojos llenos de comprensión y tristeza. Ella sabía lo importante que era para él mantener a su tía a salvo y cómo la difícil situación financiera los afectaba a ambos, y admiraba su valentía y determinación para enfrentar los desafíos que la vida les presentaba.

— Lo siento mucho, Peter — dijo la rubia con sinceridad, sus ojos llenos de comprensión y empatía —. Debe ser muy duro para ti. Pero quiero que sepas que no estás solo. Si necesitas ayuda, si necesitas hablar, estoy aquí para ti.

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⏰ Última actualización: Aug 22 ⏰

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