Friendly Neighborhood | Spider-Man

Viaje Escolar

El cálido viento primaveral azotaba todo el distrito de Queens, esta temporada es una de las mejores del año, las plantas renacen y las flores florecen, llenándolo todo de alegría, luz y color. Las casas sencillas y acogedoras del vecindario Forest Hills se alineaban en las tranquilas calles, cada una con su propio encanto característico.

En una de esas casas en ese tranquilo vecindario, en una típica alcoba desordenada de un adolescente, con ropa y libros esparcidos por el suelo y pósters adornando las paredes, se encontraba un hombre de cabellos oscuros sentado al lado de la cama donde yacía un jovencito que parecía reacio a levantarse.

— ¡Hoy es el primer día del resto de tu vida! — exclamó el hombre con entusiasmo, aunque sabía que su sobrino no era precisamente un madrugador.

Peter Parker, un adolescente de 15 años con cabello castaño y ojos marrones, se removió en la cama, aún somnoliento y poco dispuesto a comenzar el día. Tenía por pijama unos pantalones de chándal grises y una vieja camiseta de manga larga roja con el símbolo de rayo de Flash en medio de la misma.

— Vamos, tío Ben — murmuró el chico, con voz ronca y somnolienta —. Dices eso todas las mañanas. ¿Podemos empezar el resto de mi vida mañana? No me siento bien... tengo fiebre... voy a vomitar... tengo un síndrome de fatiga crónica...

Pero Ben Parker, haciendo oídos sordos a los refunfuños de su sobrino, se acercó cautelosamente la sabana y la agarró.

— Las excusas nunca le hicieron bien a nadie — dijo, mientras una sonrisa burlona se deslizaba por su rostro —. Además eres demasiado brillante para privar a la escuela de tu gran cerebro. Pero tal vez puedas desviar ese intelecto masivo para recordar ¡HACER TU CAMA!

Con un movimiento rápido, le quitó la sabana de encima y se escabulló por la puerta, dejando a Peter quejándose en su cama. A pesar de ser un hombre de edad avanzada, a veces actuaba como un niño.

Peter se agarró la cabeza con una mano seguido de un bufido cargado de cansancio.

— ¿"El primer día del resto de mi vida", huh? Geeeeenial.

El quinceañero después de cambiarse y ponerse sus anteojos, bajó las escaleras para darle los buenos días a sus tíos y caminó hacía la cocina para abrir la puerta del refrigerador y sacar una botella de leche fresca, abrió la tapa y la llevó a sus labios para beber un poco.

Pero su tía May se acercó a él y le quitó la botella de las manos con una mirada severa y divertida — ¡Ah, ah!

— Sabe mejor de la botella.

— ¿Dónde aprendiste esos modales?

— Pues de aquí — respondió Peter divertido y fue a sentarse para desayunar.

Mientras tanto, Ben estaba absorto en el periódico,  leyendo una noticia sobre Falcon, el integrante más reciente de los Vengadores. Estuvo en Hungría deteniendo ataques terroristas y lograron tomarle una fotografía sobrevolando el lugar.

— ¿Viste esto, May? — preguntó, con la vista en el periódico —. O sea, sé que las calles no son seguras... pero, vamos, ¡ahora las personas vuelan también y no en aviones!

La mujer vertió en una taza café recién hecho y se lo tendió a su esposo, quien lo agarró gustoso.

— Yo no diría que hay algo común en ese tipo. ¡"Falcon"! Eso es algo grotesco.