국OMEGAVERSE민
Park Jimin, un chico que a pesar de tener veintidós años de edad, era uno de los mejores mercenarios que existían, pero del cual muy pocas personas sabían su verdadera identidad. Es bueno en lo que hace. Nunca había fallado y no estaría...
—Reporte, Choi. —Demandó el jefe de una de las más grandes empresas en Corea del Sur.
La Compañía AG.US-TD, al mando del alfa Min Seung, es una empresa de gran importancia en el campo de la producción y exportación, teniendo fuertes alianzas nacionales e internacionales. Todo gracias al esfuerzo que se fue dando de generación en generación a través de los años y siendo solo heredada por la familia Min.
—Se ha presentado un aumento de ventas e ingresos de más del 67% a comparación del mes anterior. —Aquellas palabras le sacaron una sonrisa al hombre de traje que usualmente andaba con la seriedad plasmada en su rostro—. Aun así, en conjunto con ciertas áreas y factores que se han reportado hasta el momento, se ha llegado a la conclusión de que hay una considerable disminución debido a problemas técnicos en la producción que ralentizarían ganancias futuras con una probabilidad del 80% de caída a la baja en el periodo de tiempo que nos tomará solucionarlos y recomponernos. —Le respondió su asistente dándole una ojeada a los papeles que llevaba en una carpeta.
Min soltó un gruñido. No le gustó cómo se oía lo que le acababa de decir el hombre enfrente suyo. Maldijo por lo bajo.
—¿Monto aproximado para la recuperación y no quedar endeudados?
—Disculpe mi informalidad, señor. Pero la cantidad de dinero que necesitaría está fuera del valor que se invierte normalmente. —El alfa en la oficina no estaba contento. Y es que... ¿Acaso era una broma? ¿Quién mierda permitió que se siguiera manteniendo esos fallos? ¿Por qué nadie se había tomado la molestia de avisarle antes o por qué nadie se encargó de arreglarlos siquiera?—. Le propondría realizar un préstamo.
—Llama a mi mano derecha. —Estaba frustrado. La taza de café en su escritorio ya estaba fría y eso le irritó más.
—Sí, señor Min. —Salió de ahí e, inmediatamente después, hizo lo que se le pidió.
El Jefe Min no iba a aceptar que su compañía se fuera a la ruina. Debía solucionar las cosas a como dé lugar.
—Me mandaste a llamar —habló, ni bien pasó por la puerta, un joven de cabello color menta y vestido con un traje costosamente elegante. Min Yoongi había optado por darle un poquito la contraria a su padre y demostrarle que cambiando de color de cabello no lo haría ni más ni menos que los otros trabajadores bajo la dirección de su progenitor.
—Sí. Estamos teniendo problemas. Problemas que deben ser urgentemente solucionados.
—Entiendo. ¿En qué puedo ayudarte? —Se sentó en uno de los sillones para ponerse más cómodo.
