CAPÍTULO 2

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—ALFA PURA SANGRE—


Park Jimin, un joven común y corriente para la gran mayoría de la gente. Él es físicamente un chico bien parecido y llamaba la atención sin hacer mucho esfuerzo, aunque aquello nunca le pareció un problema realmente. Si no era su sola presencia lo que atraía las miradas, lo es el potente aroma a cilantro y limón que desprendía cada poro de su piel.

Una mezcla con alta rareza, pero que impone respeto e intimida con facilidad.

El año pasado había terminado la Universidad. Misma de la cual salió con un notable reconocimiento. Su fachada de ser alguien normal le era muy beneficiosa para alejar las sospechas de su verdadero trabajo.

Vivía en un humilde departamento, sin contar el hecho de que era el legítimo dueño del edificio. Una herencia, de las muchas, que le dejó su "amado" padre. A él le debía de agradecer todo lo que es y tiene ahora. Su progenitor también fue un mercenario en sus tiempos y se encargó de entrenarlo desde muy niño para que se convirtiera en uno mejor.

Y vaya que lo logró. Porque Jimin fue más allá.

Superó las expectativas de su padre y no solo las de él, sino también de aquellos que seguían a Park ChungHee.

Sus socios y colegas quedaron impresionados cuando vieron que un joven, de apenas quince años en ese entonces, tenía la capacidad de acabar con cinco de los mejores hombres que inclusive tenían muchos más años de experiencia que él. A fin de cuentas, no se esperaba menos de un alfa pura sangre. Su cuerpo se fortaleció para soportar y sobrellevar lo que un alfa ordinario solo lograría en sueños. Ciertamente, era una grandiosa ventaja.

En su mismo edificio, en los muchos departamentos, vivían los alfas y betas que ahora le seguían a él y estaban bajo su mando. La mayoría de ellos también llevaban vidas normales para incrementar sus ingresos y habían otros que preferían quedarse en las sombras de la sociedad hasta que se les encargara un nuevo trabajo. Mientras esperaban, estos últimos tenían la función y obligación de alejar a los intrusos y proteger el lugar. Una tarea muy fácil.

Jimin tomó el puesto de líder cuando cumplió su mayoría de edad, diecinueve años, y su padre falleció en un trágico accidente automovilístico.

Desde esa fecha en adelante, él se ha encargado de hacer crecer, lo que considera, su manada. Porque de cierta forma, lo sentía como si fuera así. Una manada en la cual todos se protegen entre todos. Asimismo, se puso la tarea de capacitar la primera semana a los nuevos integrantes, quienes eran principalmente adolescentes que fueron abandonados a su suerte en la calle. Cabe resaltar que estos ocupaban el 0,032% de la población total de Corea del Sur.

Les daba comida, agua y hasta un lugar para dormir. A cambio, ellos tenían la opción de quedarse y unirse a él o volver a donde estaban antes. Solo los que de verdad deseaban y aceptaban integrarse conseguían la ventaja de que les pagara su educación.

Si se presentaban como betas o alfas, genial. Si eran omegas, Hoseok se encargaba de ellos.

Y fue así cómo su pequeña manada, de tan solo unos doce integrantes al inicio, se transformó en una manada de más de cuarenta y cinco miembros. Sentía un gran orgullo.

Así que con toda confianza, ahora se encontraba ingresando por la puerta principal de aquella enorme empresa perteneciente a Min Seung. Acompañado de uno de los recién presentados del grupo de jóvenes que se unieron a su manada y, a su lado derecho, Namjoon.

►DAME SOLO UNA OPORTUNIDAD◄||국KOOKMIN민Donde viven las historias. Descúbrelo ahora