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Taehyung y Jimin estaban en su habitación, ambos sentados, uno en el pequeño sofá que estaba frente a su televisor y el otro sobre un cojín en el piso

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Taehyung y Jimin estaban en su habitación, ambos sentados, uno en el pequeño sofá que estaba frente a su televisor y el otro sobre un cojín en el piso.

—¿Ese tipo sigue viviendo acá?— Jimin no lograba disimular su molestia

—Si— respondía Tae soltando el aire de sus pulmones — estará acá supongo hasta que mis poderes terminen de manifestarse o se hagan estables, no estoy muy seguro—

Jimin bufaba, ese tipo realmente le caía mal.

—No te enfades, mejor olvidémoslo y hablemos de lo que nos importa a ambos — intentaba calmar al mayor, aunque no lograba comprender el por qué de su enojo.

—Está bien — se acomodaba mejor sobre el cojín intentando calmar sus nervios que empezaban a manifestarse.

—Te llamé porque no puedo dejar que pasen más días— Tae empezaba su explicación prefiriendo dejar el sofá para acomodarse en otro cojín frente al mayor — Jimin — tomaba la mano del contrario haciéndolo sobresaltar — sobre lo que pasó, quiero que sepas que ya te he perdonado— lo miraba a los ojos — entiendo tu situación, no sabes cuánto desearía poder corresponder tus sentimientos del mismo modo — Jimin sabía que no tenía esperanzas, pero el escucharlo en vivo y en directo estaba siendo más difícil de lo que imaginó— siempre has sido tan bueno conmigo, me ayudas en todo, yo en serio quisiera sentir por tí lo mismo que sientes por mí, pero no puedo — soltaba la mano de Jimin ñ.

Un silencio un tanto incómodo reinaba el lugar.

—E… está bien, gracias por ser sincero conmigo— Jimin encontraba su voz para poder responder.

—Discúlpame — pedía Tae bajando la mirada.

—No tienes por qué pedir perdón, el que hizo algo horrible fui yo— decía con un tono más triste del que esperaba.

—Eso no está en discusión— Tae reía tratando de cambiar el ambiente logrando que el mayor también suelte unas carcajadas — Pero te brindo mi amistad incondicional, por lo menos eso sí puedo ofrecerte, espero sea suficiente— añadía rascando su cabeza apenado.

—Es más que suficiente bonito, gracias por disculparme eres muy bondadoso con este estúpido — se señalaba sonriendo para ocultar su dolor.

Era obvio que sólo tener la amistad de Tae no era suficiente, pero era mejor a no tenerlo nunca más cerca de él.

—No es verdad— Tae lo golpeaba juguetonamente en el brazo — entonces ya con todo arreglado, volvamos ser como antes — mostraba su sonrisa cuadrada.

—Exactamente — le devolvía la sonrisa, la más fingida de toda su vida.

—Ahora que he recuperado a mi amigo, tengo muchas cosas que contarte— se acercaba más al mayor recorriendo su cojín pareciendo un niño ansioso por confesar sus fechorías — No tengo a nadie más con quién hablar de esto, discúlpame si no es el momento apropiado — su tono de voz estaba decaído.

—Sabes que puedes contar conmigo, vamos, cuéntame— lo animaba palmeando el hombro del menor.

—Creo que, estoy enamorado— soltaba todo el aire que había estado conteniendo, sintiéndose libre por al fin decirle a alguien sobre lo que le estaba pasando.

En cambio Jimin sentía que un cubo de agua helada le habían derramado encima.

—¿Ah, si?— lograba articular

—Eso creo — bufaba frustrado — pero no estoy seguro de qué hacer ahora —

—¿Se puede saber quién es?— preguntaba aunque él ya sabía la respuesta, pero no quería aceptarlo.

—¿Prometes que no te vas a enfadar?— preguntaba con ojos de cachorro.

—No lo haré, te prometo— sonreía pero por dentro quería salir corriendo.

—Es Jin — soltaba seguido de un bufido sintiéndose libre al fin.

—¿Ese, es? — intentaba mostrarse como que no conocía al irritante tipo.

—El chico que entró a la cocina esta tarde y lo hicimos enojar con nuestro desorden — explicaba apenado.

—¡Ah! Ese — más fingida su reacción no podía ser, además que era tan claro que Tae no se había dado cuenta el verdadero motivo por el que ese tipo se había enfadado. Pero no iba a ser él quien le abriera los ojos al menor.

—Sí, ese, pero no creo que él sienta lo mismo, es muy cerrado, aunque hoy he visto que puede sonreír — miraba al horizonte con la mirada perdida.

—Si es así eso sería Karma — dijo Jimin intentando sonar divertido.

—Seguro que sí— Tae reía por la ocurrencia del mayor, sintiéndose aún culpable.

Pasaron el resto de la noche riendo sonoramente, Tae contando la infinidad de cosas que le gustaban de Jin.

Jimin diciéndole que estaba estúpido, que su ceremonia lo había dejado idiota.

Luego de dos largas horas Jimin se despedía de Tae, impidiendo que salga a acompañarlo hasta la salida.

—Ya me sé el camino bonito— le guiñaba el ojo — descansa, mañana nos vemos, buenas noches— salía de la habitación de Tae rumbo a la salida de esa casa.

╬ SACRIFICIO ╬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora